64➹el camino así es

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POR MUCHO QUE HAYA ENFRENTADO UN KANIMA, UNA MANADA DE ALFAS Y UN NOGITSUNE, eso no había preparado a Scott McCall para no caer rendido en su cama después de casi haber sido quemado vivo hacer unas horas de no ser porque Pamela guio a Braeden y Derek a tiempo a la escuela. Así que cuando escuchó la primera roca contra su ventana, no se inmutó, luego vino la segunda y el nombre de Stiles vino a su cabeza, quiso ignorarla teniendo en cuenta que la última vez que hizo caso a los llamados nocturnos de su mejor amigo, fue mordido por un alfa desquiciado por venganza, pero cuando la tercera casi romper su ventana, salió de la cama medio en pánico.

—Stiles, ¿Qué diablos? ¿Por qué no entras con la llave? — preguntó entre dientes y aún medio somnoliento al abrir su ventana y quedar parado en seco cuando vio que no era Stiles, sino Naga, aunque su asombro se esfumo tan rápido como una pequeña golpeó su cabeza — ¡Auch! Ya te había visto.

— Sólo probaba tus reflejos, los que fueron pésimos, así que quítate esas lagañas y sube al auto — el lycan no subió la voz, hablaba en tono moderado desde el capo del Honda plateado a sus espaldas, justo en el que había llegado a la fiesta.

—¿Por qué? — susurró Scott aun sobando el lugar del golpe donde estaba haciéndose un chichón que no curaría seguramente hasta dentro de unos minutos.

Naga rodó los ojos — Porque quiero llevarte a lo profundo del bosque y enterrarte en alguna zanja, así que haz favor de subir directo a tu muerte prematura.

— Lo peor es que no sé sí hablas en serio.

El lycan sonrió con ironía ante el rostro de espanto de Scott — Te doy cinco minutos para que estés dentro del auto.

Scott pensó en no ir por un segundo, y sólo un segundo, porque cuando escuchó el motor encenderse, fue a buscar una camisa que no oliera a humo y gasolina, bajó las escaleras corriendo -agradeciendo que su madre estuviera en el turno nocturno por esa noche- con un tenis puesto y otro a medio poner, sus agujetas sueltas, peinándose aun cuando abrió la puerta y casi regresa a buscar su casco cuando escuchó el claxon, recordándole que no iría en su motocicleta, así que no lo necesitaba, así como que tenía a un lycan muy impaciente esperándolo.

El alfa verdadero apretó sus dientes tomando su chaqueta de mezclilla y caminando hacia el auto con los dientes apretados hasta que soltó el aire al recargarse en la ventanilla.

— ¿A caso quieres despertar a todo el vecindario?

Naga fingió pensarlo al tamborilear sus dedos contra el volante — Tiene tiempo que no hago maldades, tal vez debería.

Scott ahogó un grito de sorpresa cuando el lycan avanzó sin que si quiera él hubiera subido su pie y mucho menos, cerrado la puerta. Aunque solo fue el arranque, ya que después de pasar su calle, Naga moduló la velocidad y contrario a lo que Scott pudo pensar, subirse a un auto con él podría ser una trampa mortal.

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