WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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CUANDO TCHAIKOVSKY COMPUSO EL CASCANUECES EN 1892, probablemente no estaba seguro de que sus melodías seguirían siendo utilizadas después de 128 años de su creación.
— Estiren bien, tienen que ser como plumas, ligeros con la música, pero quiero que sientan cada cambio de tono, cada instrumento que se usa para crear la pieza — Indicaba la profesora Bristol al pasar por las barras de estriación en donde se apoyaba cada uno de sus alumnos en una fila.
Naga le miraba de reojo, cerrando los ojos de vez en cuando. Ya que, podía sentir cuando estaba cerca gracias a un sexto sentido llamado oído sobrenatural. Ponía una postura mucho más firme, sacaba el pecho y relajaba sus músculos. Era como literalmente, poner su mente en blanco, olvidándose de todos los problemas del día.
En cuanto cruzaba la calle para ir a la academia, era dejar toda una carga atrás. Nada de asesinos seriales rondando el vecindario, nada de Scott McCall y su pandilla, nada de los Hale, nada de nada. Era sólo él y su pequeño mundo musical que cuando cerraba los ojos podía sentir a veces que volaba.
Cuando la clase terminó, Naga estaba terminando de cambiarse la playera después de que Abby pasó a cobrar los 10 dólares de la clase, había estado asistiendo tres veces por semana - Llevaba dos saliendo casi a hurtadillas del departamento, excusándose con Ethan y Aiden que tenía cosas que hacer, pero jamás decía a donde iba - Así que ya no era el chico raro al que las chicas miraban como un extraterrestre. Parecía que se habían resignado ante la idea de que se quedaría, al igual que la profesora Bristol.
— Vas mejorando — Mencionó sacando un cigarrillo y prendiéndolo, la había visto fumar un par de veces después de clases — ¿Piensas quedarte el resto del año? ¿O el gusto durará unos meses?
Naga la miró con una sonrisa socarrona mientras terminaba de abrocharse las agujetas de sus botas — Durara lo que tenga que durar, pero cuando algo suele gustarme... Me quedo hasta que la nava se hunda.
— O toque puerto. No había tenido un alumno en unos años, digamos que eres esa nueva esperanza.
El lycan elevó sus cejas — No se emocione.
— No lo hago, como tú he visto a muchos ir y venir. Algunos mejores que otros.
— ¿Cree que pueda llegar a igualarlos? — Naga se encogió de hombros tomando su bolso deportivo — Digo, cuando hago algo me gusta saber sí tengo oportunidades.
— Las tienes, veo que hay pasión y dedicación, de lo contrario no habrías vuelto.
Rio sarcástico — Bueno, tengo también algunos motivos personales, estar aquí es como un deshago.
— El ballet hace eso, tomas las emociones, cualquiera, eh y las conviertes en arte.
— Cuando tenía tú edad, me ayudó mucho a superar el divorcio de mis padres. Tenía frustración y tristeza dentro de mí, el psicólogo con el que iba dijo que podía caer en depresión, pero el ballet fue como un refugio donde encerraba toda esa energía entre los espejos — Sally señalo la sala cubierta por ellos y Naga miró sus reflejos en ellos, la rubia dio una calada a su cigarrillo y asintió con una mirada reflexiva — ¿Sabes por qué la salas se cubren de espejos?
