WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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BEACON HILLS ERA UN FARO SOBREANTURAL, tal vez eso era lo que realmente había atraído a la manada de alfas al pueblo, pero Naga opinaba otra cosa. Deucalion también lo hacía; el lobo demonio había vuelto para confirmar la caída en picada de Gerard Argent y el inusual surgimiento de un posible alfa verdadero.
Para Naga todo era nuevo. Desde el bosque, hasta la misma ciudad, el pueblo californiano no se parecía en nada a los lugares por donde anteriormente habían dado paso, generalmente lugares fríos y boscosos, como aquel, sin embargo, el pelinegro podía sentir un aura diferente, proveniente de la misma tierra.
Era oscura, pero armónica.
— Esto es el colmo, Deucalion nos está relegando — bufó Kali entre dientes, Naga arqueó una de sus cejas mirándola de reojo.
Los dos deambulaban junto con Ennis por el bosque nocturno cunado salieron del penthouse a las pocas horas de haber llegado. Deucalion se había llevado a los gemelos para hacerle una visita a su emisaria druida, Marin Morrell; puesto que quería toda la información sobre el conflicto que los Argent y Scott McCall tenían, sus causas y por supuesto, como estaba la balanza para los cazadores.
Hasta entonces, Deucalion lo había citado en un lugar específico a una hora. El viejo Nemeton, así que los tres alfas restantes estaban de camino al arcaico árbol sagrado de las druidas para la vida sobrenatural.
— Ethan y Aiden necesitan más experiencia en el campo — excusó Naga, puesto que cuando salía de cacería, solían ir con él —. Además, Deucalion necesita sangre joven, no un par de antigüedades.
Naga se mordió la mejilla, escuchando los gruñidos de Kali al insinuar que ya era vieja, aunque no mentía, debía tener casi cincuenta años, pero lucía como de treinta. Otro factor de los hombres lobo como ventaja; envejecías lentamente.
— Omitiré que acabas de decirnos viejos — Ennis le dijo al pasar por su lado, el pelinegro chasqueó su lengua y mirándolo de reojo, hasta que escuchó algo... o a alguien.
— Shh, esperen — Naga los detuvo, tomando a Ennis y Kali de los hombros —, ¿Han escuchado eso?
— Deben ser los chicos y Deucalion, Naga. El Nemeton está a unos pasos por ahí — negó la morena señalando un sendero a su derecha, jamás podría olvidar esa dirección a pesar de lo que decían los rumores sobre olvidarla; el pelinegro negó, olfateando.
— No, el olor es diferente.
Naga encendió sus ojos rojos y sacó sus garras, listo para atacar a lo desconocido sí resultaba ser hostil.
— Naga — Ennis canturreó tratando de tomar su hombro, pues sí atacan, tendrían que hacerlo juntos, pero el pelinegro ignoró su llamado y trotó hasta el Nemeton.
