WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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NAGA NO HABÍA TARDADO MUCHO EN SALIR DEL MANICOMIO de Eichen, apenas sus heridas sanaron, dejo a Malia con Morrell para luego marcharse por la puerta de la morgue, activando la alarma antincendios. Stiles y el Nogitsune se habían ido, pero tenía el aroma fresco en la punta de la nariz.
No había vuelto al departamento de Peter en toda la noche, se había quedado despierto merodeando la casa de Stiles y la de Kira en espera de que apareciera, incluso llegó a pasearse de nuevo por el punto del Nemeton. Nunca llegó, así que cuando amaneció, estaba ya un poco cansado.
Si bien, Deucalion los había hecho acostumbrase a un punto de resistencia bastante extrema, tenía meses viviendo en la comodidad sin la necesidad de desgastar su cuerpo, así que era duro volver de golpe a no dormir mientras iba de un lugar a otros sin descanso.
Naga abrió imparcialmente sus ojos cuando escuchó un ruido proveniente de la puerta abriéndose y se reacomodó en el sofá, no había captado ninguna esencia humana en el proceso, así que estaba seguro de que no era el sheriff. El lycan sacó sus garras, pero no se apresuró a levantarse del sillón, sólo elevó su barbilla y tornó sus ojos a un color rojo.
— ¿Me has estado aquí esperando? — el Nogitsune se rio con esa voz sedosa y engatusadora ante la falta de palabra del lycan —. Claro que sí, pero debo decir que no debiste molestarte.
El lycan sólo gruño y apretó su mandíbula — Sabía que vendrías, tarde o temprano. Los zorros vuelven a su madriguera.
— Y los lobos a su manada. ¿Dónde están esos perros falderos con esteroides?
— Lejos. No necesito de ellos para terminar con tu mísera existencia.
— Oh, Naga. Vamos. ¿Seguirás diciendo que no te gusta este pequeño juego de tira y suelta? Es como el gato y el ratón.
— Y al final el gato se cómo al ratón — Naga se puso de pie sacando sus garras, antes esto, el Nogitsune cerró la puerta y avanzó cauteloso hacia las escaleras, tratando de mantener la distancia con el alfa.
—No siempre termina así. A veces los felinos son muy arrogantes.
— Pero yo soy un lobo y los lobos despedazamos a los zorros cuando se meten con lo que es nuestro.
—¿Y con qué me he metido que sea tuyo?
—Mi paz.
El Nogitsune ahogó una risa, como sí la mera palabra fuera una burla —¿Paz? En tu vida no ha existido algo así desde que naciste. No conoces el significado de esa palabra, así que tampoco puedes defenderla.
— Tal vez no, pero no me gusta que me involucren en asuntos que no son de mi incumbencia.
— ¿Ves? Es tan sencillo dejarme en paz. No te importa lo que le pase a Stiles. Es sólo otro humano, pero lo que en verdad te molesta es que sabes que ellos seguirán a McCall a un final más que absurdo en su afán de detener algo que no puede ser detenido. La desesperación es ciega.
