WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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EL OLOR DEL SUDOR Y LAS HORMONAS ADOLECENTES se esparcía con rapidez por los vestidores con el vapor que emanaba de las regaderas, Naga ya había salido de una y ahora estaba secándose el cabello, cuando vio de reojo a Scott acercarse a su taquilla para cambiarse.
Habían pasado dos días desde que Stiles se perdió, para sólo pasar unas horas en el hospital y volverse a fugar frente a las narices de su padre y los médicos con un apagón eléctrico mientras le realizaban pruebas. También dos días desde que el lycan falló en su propósito...
Había entrado en el Hospital General de Beacon Hills, silencioso y pasando desapercibido por la mayoría de los guardias y enfermeras mientras mantenía la mirada baja con los audífonos puestos, pasando por un adolescente cualquiera. Se sentó en unas sillas que estaban doblando la habitación del humano poseído y espero fingiendo estar dormido hasta que el sheriff Noah fue llamado por el médico para charlar sobre el probable análisis que Stiles requeriría.
Dejándolo solamente con un tal oficial Parrish dentro. Naga esperó que en verdad se alejaran para abrir los ojos y sacara sus garras dentro de su sudadera.
Se detuvo frente a la ventana, mirándolo dormir tan plácidamente, exhausto por casi morir congelado. Naga escuchaba el ritmo de su corazón, era tranquilo y su respiración un tanto pausada. Se veía incapaz de hacer daño a nadie, pero Naga arrugó su nariz y negó, no podía arrepentirse ahora, porque detrás de esa inocencia, se alojaba un potencial maestro del caos.
Naga puso su mano en la perilla y estaba por entrar, cuando unas manos jalaron su sudadera y los estrelló contra la pared al otro lado.
— ¿Qué demonios pensabas hacer? — Peter Hale le cuestionó con una sonrisilla irónica.
El lycan gruñó — Terminar con todo. Hagan lo que hagan no se salvará.
— ¿Y entonces por qué te tomas la molestia?
— Porqué me gusta saber que lo que corto por la mitad se queda muerto.
— Nada se queda muerto en Beacon Hills.
— Suéltame o voy a devolverte a la tumba — Masculló entre dientes con un tono amenazante.
—Dime tu plan y te suelto, dejo que lo mates, porque estoy de acuerdo contigo, es una causa perdida, pero... ¿Qué rayos piensas hacer? ¡Vamos, dime! — Alentó, pero Naga permaneció en silencio con un gesto molesto, haciendo que Peter asintiera con cinismo — ¿Lo ves? Ni siquiera tienes un plan.
— Para hacer lo que se tiene que hacer, sólo se necesitan agallas.
— ¡Oh, claro! ¿Pero pensaste lo que diría la policía? Por el amor de Dios, es el hijo del sheriff. No descansaría hasta encontrar al que lo hizo. ¿Ibas a rajarle la garganta? ¿Eh?
— Iba a asfixiarlo con la almohada.
—¿Y qué con el guardia de adentro? Te hubiera visto la cara.
