WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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— ¡JODER, NAGA! NO DEBERÍAMOS DE ESTAR AQUÍ. ¿Sabes lo que pensará Scott y los demás sí se enteran que nos reunimos con los Oni? — Ethan replicaba la decisión de Naga por reunirse con los guerreros sombra de camino a ese acantilado mientras anochecía.
Pero todo eran palabras en vanas, porque Naga sólo tenía un pensamiento, y era acabar con la amenaza del Nogitsune de una vez por todas.
— Me importa un carajo — Expresó con sequedad sin mirarlo, pero aún escuchaba las hojas crujir bajo sus pies, por lo que el castaño aún lo seguía — Y sí tanto miedo tienes por lo que San Scott pensará, largo. No quiero que arruines esto.
— ¿Disculpa? Yo soy el indignado, yo soy el que trato que no arruines una buena alianza.
Naga se hecho a reír — ¿Ayuda de esos incompetentes? Por favor, antes de que ellos supieran si quiera lo que eran, yo ya tenía en cuenta lo que buscaban y a la verdadera amenaza, Ethan No necesito de ellos... Oh, bueno, espera, sí que los necesitaré cuando alguien tenga que morir.
El lycan escuchó como Ethan se detenía, así que resopló y lo miró con fastidio — ¿Qué se supone que haces?
— ¿Es que no puedes dejar de ser idiota?
—Soy el único razonable de este pueblo.
— ¿Razonable? — Ethan se mofó —Tú estúpido orgullo y egocentrismo, querrás decir. Deucalion pudo haberse ido, pero, ¿De qué ha servido? Sí aún tienes las mismas ideas que antes. Sólo que magnificadas... Porque no tienes nadie que te detenga.
Naga le sonrió cínico cruzando sus brazos sobre su pecho
— Tienes razón... La libertad es un lujo que no pienso desaprovechar nunca más — El lycan volvió a caminar — Y puedes quedarte aquí, porque como dijiste, creo que no necesito a nadie.
Había salido de la residencia de Satomi de vuelta al departamento de Derek, sólo encontrando a Ethan. Le contó lo que la alfa le había dicho y ya que no había nadie más, había ido con él, pero Naga ahora pensaba que fue una terrible idea.
Efectivamente, Ethan no lo siguió más. Naga tampoco se molestó en tratar de escuchar hacia donde iba, le había moelstado lo que había dicho; no soportaba la idea de estar convirtiéndose en Deucalion, pero ciertamente, él en el fondo ya lo sospechaba.
Cuando llegó al acantilado, las cinco sombras ya estaban presentes a la luz de la luna. Naga avanzó cauteloso y con su usual expresión inverosímil.
— Ya estoy aquí — Avisó, esperando una reacción, pero ninguno de estos habló, sólo e giraron hacia él. Naga los observó fijamente a esos ojos dorados verdosos como luciérnagas — ¿Piensan hablar o pierdo mi tiempo?
Uno de los Oni se acercó, haciendo que su respiración se hiciera más pausada al tenerlo tan cerca.
Naga habló de nuevo — Sé que buscan al Nogitsune... Yo puedo ayudarlos, cómo dije. El mal que ustedes describe, creo que asola a dos humanos, ninguno de ellos ha sido marcado así que... ¿Cuál es?
