WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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LAS MARGARITAS PODÍAN CONVERTIRSE EN LAS FLORES FAVORITAS de Naga desde ahora. Nunca se vio siendo del tipo de personas que va a visitar tumbas, jamás lo hizo con la de su madre, pero ahora lo sentía necesario. Era consiente que la colina estaba de paso hacia las ruinas de la casa Hale así que recogió las primeras que encontró, eran silvestres sí que estuvo entretenido quitando algunas marchitas del pequeño ramo que terminó siendo más diminuto cuando las repartió sobre las tres tumbas.
Quitó la tierra y un poco de ramillas que crecían en los bordes, para cuando se detuvo a observar la obra final sintió un pequeño estremecimiento que llegó hasta las puntas de sus dedos, se veían justo como el día del funeral. Vio los nombres y estuvo convencido de que aún no le gustaba la idea.
— ¿Crees que no se merecen ser recordados? — le había cuestionado Derek ante su primera y única negación de las lapidas, Ethan no puso peros cuando se trató de su hermano, pero Naga no dejaba de pensar que cualquier carroñero o viejo rival que las encontrara, trataría de destruirlas y en el peor de los casos, profanar su entierro.
— Ethan se está adaptando bien, Aiden. Resulta que el acento británico de los chicos le ayuda, a mí me suena demasiado confuso, ninguno es como el de Deucalion, parece que Kali tenía razón, casi lo perdió al estar tanto tiempo fuera — torció una sonrisa al ponerse de cuclillas frente al sepulcro —. Volvimos al London Eye... — Naga se rio levemente — y esta vez el frappé de Ethan no cobró vida y cayó sobre alguien.
Había un silencio tranquilo y crudo en el ambiente, Naga no obtendría una contestación, pero al menos había un sentimiento de consolación. Cómo sí la soledad que lo estaba asfixiando como nunca desde hace dos semanas desapareciera en el aire, se sentía acompañado, aunque no hubiera nadie ahí.
— Sé que... tal vez me reprocharías dejar a Ethan sólo, pero creo que ahora mismo no soy buena compañía para él. Lo lleva mejor que yo, ya sabes, después de todo la monotonía y un lugar estable fue lo que siempre quiso, ser normal. Yo sólo quiero que lo tenga. — Naga terminó por acostare ente la tumba de Kali y Aiden —. ¿Recuerdas que te dije que sería una mejor persona? Pues hubiera sido egoísta decirle que viniera conmigo y hacer que abandonara ese pedazo de estabilidad que está construyendo cuando yo no puedo tener ahora un hogar... todo es tan confuso ahora. ¿Saben? Solía decirme que mi lugar estaba en donde estuvieran ustedes, pero... eso ya no tiene mucho sentido, ya no para mí. Sólo quedamos dos personas que quieren cosas distintas. El problema es que no sé lo que quiero. ¿Qué quiero, Kali? ¿Ennis? ¿Aiden, ideas?
Más silencio hizo soltar una carcajada a Naga y cubrirse la cara con las manos, negando con cierta diversión, amarga en el fondo al pensar mejor en la situación, ahora hablaba con los muertos tal y cómo llego a hacerlo con las focas, claro que antes podía excusarse con que era un niño. Ahora era casi un adulto.
— Consíguete una vida, Naga. Solías decirme eso, Ennis, ahora la tengo, pero ¿Qué hago con ella? — hasta hace dos semanas la vida de Naga había estado girando alrededor de otros. Primero Deucalion, luego Ethan y Aiden, ahora sólo estaba él y sí llegabas a lo más hondo del lycan, podrías comprender que estaba asustado de retomar las riendas de su vida.
