La futura escritora.

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     Era viernes

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Era viernes.

Chip y yo nos exhibíamos como la pareja del momento en todo el instituto Atlas. Élparecía todo un pavorreal al llevarme de la mano por los pasillos de la escuelay me besaba en cada oportunidad mientras nos hacíamos compañía en la cafeteríaexterior.

Milly y Vega permanecíana mi lado, aunque tomaban su distancia para dejarnos nuestro espacio, pero, a decir verdad, en ocasiones me incomodaba porque deseaba pasar tiempo con mis mejores amigas. No era experta en tener relaciones y si era aún más honesta conmigo misma, Dim Kelly tuvo razón, no sé besar y lo peor de todo es que él fue mi primer beso.

Intentaba luchar con mi problema interno, tenía cierta... resistencia al contacto físico masculino y todo se lo debía a ella, a esa mujer a la que trataba de sacar de mi vida por mi propio bien.

Antes deentrar a mi clase de álgebra noté un nuevo mensaje en mi móvil, y al quererabrirlo sentí un empujón que me tambaleó, logré sostenerme para no caer y miréa mi atacante.

Era el miserable de Dim Kelly.

—Eres tan enana, pequeña bestia que ni te vi —dice con voz petulante y avanzó hacia adentro del salón.

Lo fulminé con la mirada y le aventé mi lata de jugo vacía, dándole justo en la cabeza. El fanfarrón se tocó la parte que golpeé y volteó a verme exacerbado, lo reté con la mirada y él solo borneó sus ojos y siguió su camino hasta el último asiento de la fila de la esquina izquierda.

Miré la pantalla de mi móvil y era otro mensaje de ella:

Tengo que verte. Urge.

Inhalé y exhalé con profundidad, de solo pensarlo me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, no contesté y me adentré en el salón para tomar mi lugar en el pupitre de enfrente. Todas las chicas estaban con los ojos puestos hacia el fondo del salón y miré de soslayo al modelito que tenía la mirada en su móvil, absorto de todo.

El profesor C llegó y detrás de él venían Milly y Vega.

—Pasen, pasen porque cierro la puerta —amenaza el hombre de una calva prominente.

Mis amigas tomaron asiento cerca de mí y les sonreí.

El profesor C dejó su maletín sobre el escritorio y nos miró.

—Es día de participaciones, ¿Listos para resolver problemas en el pizarrón y ganar puntos?

La más entusiasmada era Milly. Sí, nuestra tierna pelirroja era un cerebrito en todo lo que tuviera que ver con números, y álgebra era su asignatura favorita, no fallaba.

Después de diez minutos de participación, Milly fue poseedora de cuatro puntos extra que claramente no necesitaba, pero le gustaba participar y resolver problemas en el pizarrón—agregando que no había muchos voluntarios—para mi sorpresa, el profesor C obligó a Dim Kelly a participar y mientras escribía en el pizarrón los suspiros de las chicas al igual que sus murmullos eran incontrolables.

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