Barbie versión pirata

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     El concierto empezó con toda la energía de los chicos

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El concierto empezó con toda la energía de los chicos. Vestían como todos unos rockeros, usando colores negros y rojos. De fondo en una gran pantalla proyectaban llamas en su máximo apogeo que enloquecían a todos los espectadores.

Nadie estaba sentado, todos bailábamos, brincábamos y cantábamos al ritmo de Fifth Hell.

Milly usaba su cámara en ocasiones para captar a los chicos y durante una actuación especial de Beck, volvió a acercarse a la pelirroja a quien ayudó a subir al escenario, provocando que todos gritáramos de la emoción.

—Nuestro chico romántico, Beck ha sido flechado —anuncia Logan con una gran sonrisa.

Todos mandaban olas de gritos.

¡Qué suerte tiene!

¡Quiero estar en su lugar!

¡No es justo! Beck era mío.

¡Cuídalo como yo quisiera hacerlo!

Escuchaba tantas voces de las chicas llorar que empezaron a aturdirme. Beck abrazó a Milly y ella sonreía como la chica más envidiada del momento.

Vega gritaba como loca, era una madre orgullosa por el buen partido que tenía Milly.

Maldita mosca, Beck se merece algo mejor.

Esa voz vino detrás de mí. En la siguiente fila se encontraba una chica alta y rubia de muy mal genio por el espectáculo de Beck y Milly.

—Vuelve a decir eso en mi cara —gruñí.

La rubia me miró como si fuera poca cosa y rodó sus ojos con cara de desagrado.

—Me oíste, enana —responde sin verme a la cara y con ese aire displicente.

—Y también puedo golpearte.

Brinqué para darle un puñetazo a esa estúpida envidiosa, pero el gusto no me duró tanto porque de inmediato Chip me sujetó por la cintura para separarme de ella.

— ¡No voy a permitir que esta Barbie versión pirata diga cosas de mi amiga! —grité.

—Cálmate, Jenedith, por Dios —dijo Chip cerca de mi oído—. Este no es el mejor momento, tranquila.

Me sentía como un perro de pelea frente a un chihuahua que temblaba del miedo.

— ¡Eres una loca!

— ¡Y tú una víbora envidiosa!

—Jen, tranquila, todos están empezando a vernos —susurra Vega entre dientes.

Me ardía la cara del coraje, había logrado desgreñar a la rubia desabrida quien ya estaba abandonando el lugar. Los chicos de Fifth Hell observaban atentos el bullicio que inicié y me sentí muy avergonzada por el show que di.

Arrogante y sensual Donde viven las historias. Descúbrelo ahora