Capítulo 12. Relación descubierta

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Fue disminuyendo la presión hasta liberarme y dejar que girara para encontrarme con él de frente

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Fue disminuyendo la presión hasta liberarme y dejar que girara para encontrarme con él de frente. Busqué algún índice de burla, de broma o incluso alguna cámara oculta que grabara el momento donde él se reía por su irritante broma, pero no. Dim seguía temple y no parecía parte de alguna mala jugada de su parte, o que se había equivocado con sus palabras.

Todo lo contrario, se miraba seguro.

— ¿Estás bromeando? Si es eso te juro que... —hice puño mi mano para hacer un amago de propinarle un puñetazo a su perfecto rostro de modelo.

Negó con la cabeza muy despacio.

—Jenedith, tú eres para mí, ya no tengo ninguna jodida duda de eso, y lo que quiero es terminar cualquier distanciamiento entre nosotros. No solo quiero que seas mi amiga, mi novia. Quiero que seas mi compañera, sé que estamos algo jóvenes, pero... sé que tú también sientes eso por mí, que soy el indicado para ti.

No se equivocaba.

—Joder —agarré mis cabellos, conmocionada—. Sí, pero no esperaba que esto sucediera así tan repentino.

—Se me dan de maravilla las situaciones improvisadas —sonrió orgulloso.

El silencio continuaba como barrera, por un instante creí escuchar claramente nuestras respiraciones agitadas por el momento, los latidos de nuestros corazones a mil por hora y esas respuestas mentales que intentábamos organizar.

—Lo que olvidé fue el anillo, pero eso tiene solución.

Antes de que diera un paso lo detuve.

—Es lo de menos ahora, solo quiero darte mi respuesta y después me das el anillo.

—Lo que tú digas.

Mordí mi labio, consumida por las ansias.

—Sí, quiero casarme contigo, Dim Kelly.

Pocas veces en mi vida me he sentido segura de lo que quiero, una de ellas ha sido el judo, siempre me consideré una excelente deportista, alguien que destacaba por naturaleza con la fuerza que poseía. Nunca tuve una vida normal, y mi refugio durante toda mi existencia han sido mis dos mejores amigas y el judo.

He tenido el espantoso destino de tener una madre que no se preocupa por mí y, después de todo conocí a alguien con quien menos creí que terminaría enlazando mi vida. Un modelo a nivel mundial con el que empecé una guerra de egos y terminamos enamorándonos.

Es un cliché de la vida que nunca creí que a mí me sucedería.

Ahora, después de tantos años separados hemos coincidido; llamase destino o casualidad, pero la vida nos quería juntos desde que Dim Kelly pisó el instituto Atlas hace cuatro años.

Nunca deseé algo tan fuera de la realidad como asistir a la misma escuela que tu famoso favorito, y, sin embargo, Dim cayó aquel día como un balde de agua helada que cautivó todo mi ser sin siquiera darme cuenta de eso.

Arrogante y sensual Donde viven las historias. Descúbrelo ahora