Decidí embarcarme en una salida con Dim Kelly.
Después de clases y de mi práctica de judo él me esperó pacientemente para irnos al centro comercial, lugar donde aún estaba repleto de los anuncios de perfume y ropa con su rostro.
Intentó no llamar la atención, pero en algunas ocasiones fue inevitable. Tuvo que pararse a dar unos cuantos autógrafos y tomarse fotos con quienes eran integrantes de su club de fans.
Yo me quedé a una distancia decente para no estorbar y lo admiré desde mi lugar. Sonreí para las chicas y en esta ocasión parecía sincero y con auténtica gratitud. No se miraba de mal humor y posaba en las fotografías con un rostro risueño, hasta abrazaba a algunas chicas que se lo pedían y él las complacía.
Era como si por primera vez él estuviera conectado de verdad con las personas quienes admiran su trabajo y lo aman con locura.
Al despedirse de la turbulencia de fans caminó de regreso a mí y me sonrió con un ligero rubor en su rostro.
—Lo siento, pensé que la gorra sería suficiente para evitar que me reconocieran.
Me crucé de brazos sin dejar de sonreír como tonta.
—Descuida, son gajes del oficio ¿No?
—No me puedo quejar, me gusta ser el centro de atención, pero en ocasiones es molesto. No podría ir al baño en este lugar aunque lo intentara, posiblemente terminen fotografiándome.
No pude evitar soltar una carcajada y él sonrió de oreja a oreja. Su sonrisa pondría al infierno arder aún más por la sensualidad que derrochaba.
—Vámonos antes de que no me dejen disfrutar de nuestra cita.
Nuestra cita.
Ni si quiera pude articular palabra para darle contra; lo acepté y él pareció notar eso. Decidimos hacer la primera parada en una tienda departamental. Estaba mirando una falta negra cuando vi que Dim ya traía como diez vestidos, chaquetas que combinaban increíblemente bien y algunas faldas largas que se mirarían preciosas con mis botas.
—Pero... ¿Quieres mandarme a la quiebra? Solo quería alguna falda y blusas.
Dim le echó un vistazo a mi selección y puso una cara de horror.
—Tienes estilo, Jenedith, lo admito. Pero creo que te verías muy sexi en estos vestidos, confía en mí ¿Quién es el de mejor gusto en ropa entre tú y yo? Pues claro que yo.
Enarqué una ceja.
—Eres una diva.
Empujó mi frente con las yemas de sus dedos.
—Se le dice buen gusto en vestimenta, pequeña bestia.
Puse los ojos en blanco y miré los vestidos, derrotada.
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Arrogante y sensual
Teen Fiction[Completa] Jenedith Roux no lleva una vida perfecta y su refugio son sus amigas y el judo. Los problemas empiezan cuando el director del instituto Atlas les da la noticia de que pronto tendrán la presencia del modelo masculino del momento como nue...