Dim
Apreciar el cuerpo desnudo de Jenedith sobre el mío era la gloria, una sensación de la que nunca me cansaría. Su tonificado y proporcional cuerpo era un mapa que no dejaba de explorar. Sus pequeños pechos hacían agua mi boca por hacerles de todo, amaba los pequeños pechos.
Sus caderas se movían lento y después tomaban un ritmo más acelerado cuando la sujetaba del trasero para instarla a moverse. Su cabello formaba una cortina negra alrededor de mi cara y sus gemidos los reprimía para evitar ser escuchados por terceros.
—No tengo experiencia moviéndome de esta manera —confesó.
Podía apostar toda mi fortuna a que se había sonrojado por decirme eso.
—No te preocupes —sonreí en la oscuridad de la diminuta habitación—, eso se aprende, yo te enseño.
Sujeté sus muslos para ayudarla con el movimiento de sus caderas.
—Tienes que encontrar el ritmo que te haga sentir más placer, yo no tengo prisa.
Jenedith se rio.
—Se siente bien en esta posición.
Encontré su cálida mirada.
—Tal vez debas montarme más seguido.
—Tal vez lo haga.
—Por favor hazlo las veces que quieras.
Gimió cuando impulsé mi cadera más profundo, sus uñas se enterraron en mis pectorales y alcancé un de sus pezones para saborearlo, percibí el olor a rosas en su piel. Dejé que Jenedith encontrara su ritmo y cuando por fin mantuvo un movimiento rápido y constante me hizo perder la cabeza, apreté una de sus nalgas mientras la otra mano posaba en su cintura.
Besé ambos pezones y escuché como jadeaba más fuerte.
—Dim...
—Eso, cariño, cógeme así.
No era necesario moverme porque ella lo hacía, encontró su punto y no paró, lo intensificó.
—Mierda...
Su voz en pleno sexo era de los mejores sonidos. Sus piernas comenzaron a temblar, me apretó y supe que había llegado al clímax. Era una delicia disfrutarla de esta manera.
Como pude la giré sobre la cama para terminar, me hundí en su cuello y agarra fuertes sus muslos. Jenedith se esforzaba por no subir la voz y utilicé mi boca para estrellarla con la suya y besarla, besarla como nadie más lo había logrado hacer antes. Me vine, mi cuerpo estalló sobre el suyo y me dejé llevar por la sensación.
Salí de ella y me acomodé a su lado.
—Quiero que sepas que no quería terminar así la noche, sé que estás cansada por el entrenamiento de hoy.
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Arrogante y sensual
Dla nastolatków[Completa] Jenedith Roux no lleva una vida perfecta y su refugio son sus amigas y el judo. Los problemas empiezan cuando el director del instituto Atlas les da la noticia de que pronto tendrán la presencia del modelo masculino del momento como nue...