La sangre llama

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     Tuve que pedirle el día libre a Maggie, no quería perder tiempo y sentía que cada minuto pasaba a toda velocidad

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     Tuve que pedirle el día libre a Maggie, no quería perder tiempo y sentía que cada minuto pasaba a toda velocidad.

     Dim me llevó a la casa de Vega y me di un baño rápido para ponerme ropa limpia.

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     Decidimos ir las tres a la competencia de natación de Chip. Me sentía muy nerviosa, ¿Y si ahí estaba mi... padre? ¿Sabría quién soy?

     En cuanto llegamos me detuve antes de entrar a la piscina deportiva y mis dos amigas voltearon a verme.

     —Tengo miedo.

     —No te dejaremos sola, Jen, anda vamos —dice Milly, enganchando su brazo en uno mío.

     —Esto era lo que querías ¿No? Conocer a tu padre, estaremos contigo en todo momento —asegura Vega.

     Entramos al deportivo de Macon que se encontraba abarrotado, había competidores de otros lugares de Georgia y muchos amigos y familiares apoyando a su competidor.

     Miré para todas partes, buscando algún rostro familiar, pero no tuve éxito.

     Reconocimos a algunas personas del instituto Atlas que estaban acompañando a Chip. Era un chico muy popular y tenía bastante gente que lo apoyaba. Me paralicé de inmediato cuando vi entre los compañeros del instituto a los padres de Chip.

     Nathaniel Dermont estaba justo a diez gradas arriba de mí, alado de él había una mujer rubia y bien vestida, asumí que se trataba de la esposa y la madre de mi medio hermano.

     Se miraban muy felices y no dejaban de aplaudirle a su hijo que calentaba junto con otros competidores.

     Ahí estaba... mi padre.

     Su cabello negro atusado hacia atrás, barba de candado bien arreglada, una playera polo color azul rey, unas bermudas en color caqui con zapatos deportivos. Estaba pasando un domingo familiar en su máximo esplendor y sentí como mi corazón era aporreado.

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