Serpiente

36 4 2
                                    

Eeva

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eeva

Arrojó la copa dentro del primer jarrón que veo después de haberle devuelto gentilezas a ese molestó ser viviente ¿Cómo puedo ser pariente de alguien tan exasperante? Es sin duda molesto.

Entro a la habitación viéndolas acomodarse para dormir Sigrid me ve con esa cara de enfado confesando todo.

—Dime que no te fuiste otra vez antes de la cena Eeva.

—No fue mi culpa está vez, Loki empezó sólo me defendí como tú misma me enseñaste. Arruga la nariz remarcando molesta lo que en definitiva ya sé.

—Te enseñé a defenderte contra enemigos que pusieran en peligro tú existencia, es muy diferente a hacer algún tipo de locura en la mesa real.

—Dije que el empezó, sabes que no puedo mentir, fui con buena actitud como me lo pidieron pero ese molestó no me dejó comer, incluso hizo desaparecer la comida de mi boca, me mordí la lengua y luego quiso fastidiarme hablando sobre nuestros amigos en Muspellheim.

—Eso se oye cómo todo un cretino.

—¡Es lo que yo opinó! Por eso antes de irme transforme su vino en agua salada.

—¿Eeva usaste tú magia para eso?—La voz de Heith me vuelve pequeña e intento hallar un poco de refugió en Sigrid al fin de cuenta opino lo mismo que yo.

—Solo fue algo muy pequeño y sin importancia, pero él se pasó de la raya, fue molesto no podía quedarme de brazos cruzados, esa no sería la Eeva que han criado.

—Tu complejo de sinceridad, verdad y justicia no te salvará jovencita, sabes muy bien porqué, esa es tú familia Eeva, para bien o para mal, fuiste criada lejos por razones que conoces de sobra y aún así estás prestando una pésima actitud, nada bueno podrá ser plantado sino le brindas tiempo, ellos quieren acercarse y continúas rechazandolos.

—Tal vez si hubieran sido buenos padres podría quererlos, pero no fue así y agradezco que no me hallan criado o habría acabado como ese consentido y malhumorado príncipe. Cruzó en medio de las dos sin querer discutir más con ellas respecto a este asunto caminando a la pequeña habitación privada que las demás me habían cedido, me quito el ridículo vestido que me obligaron a ponerme creyendo que a mi madre le agradaría vermelo puesto. 

Lo lanzo sobre uno de los cojines poniéndome el vestido blanco de lino liso sin detalles sujetándome solo debajo del busto, me desarmó las trenzas cocidas cepillandome un poco el cabello observandola el magestuoso cielo por la ventana, es hermoso aunque diferente al cielo de Muspellheim, lo extraño tanto pero no puedo regresar allí, nadie me permitirá hacerlo. Terminó con las puntas dejando sobre el mueble de madera el cepilló viendo el libro de magia primordial que tomé prestado de Loki.

Vuelvo a la ventana apoyándome sobre el balcón leyendo un poco sobre la proveniente del agua, es complejo pero interesante, puede tener una actitud grotesca y poco amable, pero definitivamente poseía un excelente gusto literario. 

EevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora