Cruzada

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Loki

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Loki

Han pasado algunas semanas e viajo a lo largo y ancho del universo con la esperanza de hallarla pero todo parece ser completamente inútil al tratarse de Eeva, confeccione hasta las más exacta ilusión para que las personas pudieran reconocerla de inmediato, pero la respuesta seguía siendo la misma nadie sabía absolutamente nada sobre ella. 

Apesar de los decretos moví mis múltiples influencias políticas exigiendole a todas las mujeres salir de sus casas en cada Reino aún cuando fuera un accionar ruin y tirano lo efectuó por mucho que me pese; Observó desde cerca la revisión de los guardias, le quitan las capuchas a algunas de ellas alzando mis esperanza pero se derrumban al ver otro grupo de extrañas. 

Me siento sobre las escalinatas del templo en Vanaheim con el cuerpo hecho trizas; había pasado días buscándola sin darle atención a los dolores que circulaban entre mis costillas o a lo largo de mi columna vertebral, me tocó el vientre al escuchar el gruñido espantoso de mi estómago rogando por comida, pero debía seguir el viaje continuar a Alfheim.

No llego a levantarme cuando apoyan un pan tibio entre mis manos, olía exquisito. Levanto la cabeza viendo a la pueblerina delante de mí con el cabello negro suelto hacia los lados me recuerda un poco a Hela, gracias al cielo era lo único en lo cuál se parecían o está mujer sufriría sin duda mi cólera atorada hace semanas.

—Gracias, pero no es necesario se lo agradezco.— Intentó devolver el pan a su canasta pero ella se reusa sonriendo amablemente.

—Su estómago está rugiendo, debe estar famelico tiene que comer algo.

—Debo continuar con mi viaje.—Esquiva su atención hasta las filas de mujeres listas para irse preguntándome con temor.

—¿Están buscando a alguien?

—Si, una mujer que se a escapado de su hogar.

—Nada se pierde jamás, sólo se requiere de mayor tiempo para encontrarlo, tal vez no esté aquí pero debe estar en algún lugar...yo no pierdo la esperanza de volver a ver a mi esposo. —La miro de costado, percibiendo ese semblante compungido y roto en dolor.

—¿Soldado?

—Palabras minúsculas para describirlo, pero me mantengo fuerte por él y ella.— Aparta el canasto colocándolo al costado de su cintura revelando el enorme vientre en punta sujeto entre sus caderas, los embarazos no eran comunes entre las naciones altas como Asgard, Muspellheim o Vanaheim eran bendecidos y atesorados pero está mujer estaba aquí sufriendo.

—¿Dónde está su esposo?—Su atención regresa, melancólica y cabizbaja.

—Al otro lado del universo peleando, como el gran hombre que es.— Sus ojos se rompen en llanto provocándome un horrible escosor, no me gustaba ver llorar a nadie, era un hecho patético, ridículo de criaturas inferiores pero tratándose de mujeres solo podía esquivar la cara. Me levanto de mi sitio lamentando haberla puesto mal buscando la primera esquina por la cual escapar, alzo el pan de salvado agradeciendo el gesto.

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