Deseos

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Loki

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Loki

Eeva se caracterizaba por ser extraña y había comenzado a adorar esa parte, pero cuando salió de aquella caverna superó cualquier acto pasado, estaba pálida como un papel, la mirada plasmada de terror y el cuerpo temblando de pavor como si el mismo Niflheim se hubiera abierto delante de sus ojos.

No alcanzo a hablar cuando su llanto revienta doloroso, la abrazo fuerte pero parece a vivarse al doble apretando con energía mi espalda, algo le duele, demasíado.

—Eeva.— Entre el cúmulo de lágrimas logra hablar contándome lo que había ocurrido, Mimir volvio a repetir solo lo que yo ya intuía, pero ella se negaba a reconocer. 

Se sujeta a mi brazo con fuerza volcando todo su peso sobre mí, la sostengo con cuidado de la cintura mientras nos dirijo por los portales a Asgard sin hacerle preguntas aún cuando muera de deseo por hacerlo.

La guardia se nos acerca apenas llegamos a la entrada del Palacio, ya era de noche seguro Odín querrá darnos uno de sus absurdos discursos pero no cuento con los ánimos para oírlo, apenas giran creo dos ilusiones exactas de nosotros mismos caminando detrás de ellos, mientras llevo a Eeva hasta mi habitación. 

Le quitó la capa sentandola sobre la cama, luce muy extraña, cansada y con los ojos pequeños alejados de el mundo.

—Eeva.— Apenas oye mi voz parece regresar regalandome una frágil sonrisa anticipándose a mi pregunta:

—Estoy bien, sólo bastante cansada ¿Puedo dormir aquí hoy?

—No me molesta ¿pero mi bestia no tiene hambre? Fue un día largo.

—No sólo quiero dormir.— Se quita las sandalias y deja caer su cuerpo sobre el colchón abrazándose a uno de los almohadones cerrando los ojos con fuerza. Le acarició los cabellos intentando colarme dentro de su mente, pero la barrera es doblemente fuerte sin permitirme el paso.

—Hay Cordero. —Escuchó a lo lejos el llamado en la puerta y voy a atender viendo el rostro de Frigga en la entrada.

—Loki ¿Dónde está?—Salgo cerrando la puerta desde el lado de afuera.

—Descansando, llegó muy exhausta fue un largo viaje, no sería bueno molestarla ahora acaba de caer como pluma sobre el colchón.

—No me opondré a eso ¿Pero a dónde fueron? Tú padre estaba muy alterado con la ausencia de los dos creyó que les hubiera ocurrido algo malo.

—Él no es mi padre, si estaba preocupado seguramente no era por mí sino por ella.

—Hijo mío no empieces con eso ahora, dime a dónde fueron.

—Lo siento pero no soy yo quien debe decirte eso, Eeva lo hará si tiene ánimos mañana.

—Loki no seas irrespetuoso. —La observó con gracia señalandole el gran detalle que e callado el último tiempo.

EevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora