Los secretos del Padre son muchos y durante siglos el mejor guardado ha sido la verdad detrás del surgimiento del Ragnarök.
Nada puede ser sepultado y escondido eternamente, tarde o temprano el despertar comenzará definiendo el destino de los dioses...
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Eeva
Parte 1
Marchamos juntos delante de él hasta la sala del trono incapaces de pronunciar palabra en ese infinito silencio cargado de coraje, el aire se tensa y el golpe de las puertas nos hace saltar del piso.
—Me concidero un Rey muy paciente, por eso le brindaré la oportunidad de explicarme ¡¿Qué pretendían con está locura?!—Doy un paso hacia adelante segura dejando a Thor atrás.
—No lo culpes a él, yo fui quién quiso ir y no me arrepiento de nada, si vas a castigar a alguien aquí me tienes, Thor acepto unicamente para no dejarme ir sola.
—¡Dime por qué! ¡¿Cómo pudiste poner de esta forma en riesgo la vida de tú hermano y la tuya?! Laufey no es una buena persona.
—¿Y tú puedes decir quién es bueno y malo? ¿Con qué derecho o moral?
—Deja de ver mis errores y comienza a analizar los tuyos Eeva, cruzaste cada uno de los límites que pueden existir, pude comprender tú lazo con Hela esa necesidad de buscarla, salvarla pero esto, rebasa todos los límites expusiste tu vida junto a la de tú hermano frente a uno de los principales enemigos de Asgard ¿Sabes lo que pudo hacer con ustedes? Matarlos habría sido lo más simple para él. No me importa su voz rabiosa cargada de coraje pues no es menor a lo que yo siento por dentro.
—¡No lo hizo!
—¡Quiero saberlo! ¡¿Por qué fueron a Jotunheim?!—Cierro los puños a ambos lados de mi cuerpo remarcandole con claridad.
—Sabes bien porque, Loki no aparece y tú no haces nada para encontrarlo.— Su rostro queda frente al mío y el iris de su mirada se oscurece como la noche, tomándose un instante hasta que finalmente su voz fría escapa.
—¿Estas diciéndome que hiciste todo esto por tú hermano?—Levanto mi cabeza con orgullo.
—¡Y lo haría mil veces más! Si tú no haces nada yo si, lo voy a encontrar cueste lo que cueste. —Mi Padre retuerce los labios con indignación encurvando las cejas hacia abajo desafiandonos con un simple gesto de miradas, lo entiendo y él a mí, pero ninguno de los dos daremos el brazo a torcer Odín puede ser necio pero yo mucho más.
—¿Desafiarás mi autoridad?
—Las veces que hagan falta.—Digo sin basilar.
—Entonces no me dejas alternativa, sino obedeces mis designios acataras los de tu esposo.
El corazón se me detiene y la sangre deja de correr, un frío baila contra mi espalda cerrandome la garganta, las palabras se vuelven un eco infinito en mi cabeza y sólo puedo imaginar detrás de él un moustruo enorme sonriendome.