Viaje

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Eeva

Entreno con Thor dejando mi energía fluir sin control, lo atacó una y otra vez haciéndolo defenderse con las dos espadas, me grita pero no lo escucho solo descargó en cada ataque un poco de mi frustración, su rostro es igual al suyo solo le falta esa maldita lanza y algunas canas en su cabeza y sería su perfecto clon.

—¡Eeva!

—¡Cállate!—Esquivo su avance atacandolo a los pies, da un salto rápido perdiendo una de las espadas dejándome aprovechar la oportunidad tomo la ventaja e impongo su retirada. 

—¡Eeva!—Suelta la espalda y alza los brazos hacia delante viendo el filo de mi arma en su garganta.

—Me rindo, Oíste. Veo la punta en su garganta y como hago correr un delgado hilo de sangre por su cuello. Suelto mi espada y me hago hacia atrás sin reconocerme con claridad, casi lastimó a mi hermano ¡Qué locura está pasandome! Doy la vuelta y lo ayudo a levantarse extendiendole la mano.

—Lo siento Thor. Hago aparecer un pañuelo y se lo entrego para limpiarse la pequeña cortada.

—Se que estás preocupada, yo igual pero de nada sirve que te desquites conmigo debes calmarte, tener paciencia.

—Ya a pasado una semana.

—Lo sé, Loki suele hacer esas cosas, desaparece un tiempo parece muerto pero regresa siempre. —Se que está intentando calmarme pero sin duda no lo está consiguiendo con sus palabras, le daré una paliza cuando aparezca, tiene derecho a estar sólo pero no dejando a Madre y a mí preocupadas de esta manera ¡Ya verá ese pedazo de bribón!

—Me da igual Thor, no puede irse así Madre está muy preocupada ¿Qué tal si le ocurrió algo? ¿O se metió en problemas? Sigue siendo un principe de Asgard existe más de un enemigo de nuestro padre al cual le gustaría arrancarle la cabeza. Tuerce la cejas preguntándome con duda:

—¿Esas son dudas de Madre o tuyas Hermana? Ella conoce su modo de actuar, tendrá paciencia lo que haga falta ahora tú...te veo perderla con sólo tratar el tema.

Apunto mi mirada hacia otro lado queriendo disimular el semblante de mi rostro. 

—Deja de imaginar, no me gusta ver a nuestra madre así por eso quiero que regrese pronto, sigue siendo parte de esta familia y me preocuparía por él igual que por tí o Hela. 

—Claro. Dice con ese tono burlón exasperando mi buena voluntad, saliendo de allí quiere que me quedé pero no lo hago.

Voy al baño saltando a la piscina dejando que los nudos de mi cuello se disuelvan, terminó colocandome uno de los largos vestidos blancos ubicó las esclavas en mis muñecas y colocó en el dedo anular de regreso el anillo de esmeralda sin importarme lo que crean los demás, es mi regalo y puedo usarlo dónde quiera.

Me interno en la biblioteca con lo único capaz de distraerme un rato y es seguir buscando una cura para Hela, reviso mis hipótesis barajando algunas posibilidades como brebajes, runas e incluso la más peligrosa de absorber su energía, todas eran de riesgo para ambas pero debía seguir estudiandolas o dándole más posibilidades con algún elemento que nos permitan sobrevivir a ambas. 

La cabeza se me parte de leer tantos libros a la vez me doy un momento para apoyar las manos sobre el escritorio quedándome en silencio, formó del aire una ilusión de su exacta complexión caminando por la habitación con su sonrisa burlista viéndome de lado.

EevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora