Castigó

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Loki

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Loki

En sólo un día había ayudado a ese cordero más que a cualquier otro sujeto en mi vida, no sé cómo lo hacía simplemente ese paracito subía por mis pies doblandome a voluntad.

Aún cuando intenté irme siguiendo mi propia naturaleza ella me arrastra de regresó a cumplir la suya. Se sube detrás abrazandondome por la espalda como si fuera uno de sus tantos juguetes, pero aquello no es lo peor sino el horrible semblante furioso de Thor como si hubiera sido mi idea.

Ella misma a sido la mentora de esta situación, obligandome a llevarla conmigo. Oímos el mensaje del emisario y siento sus manos apretar mis costillas hacia adentro, tomó la primera a mi alcance sintiendo ese calor entre mis dedos.

-Te cuidado ¿Qué te pasa ahora?-Sus manos aflojan y siento su frente golpear en medio de mi espalda.

-Nada. Exclama débil perdiendo aquel enérgico volúmen ensordecedor.

-No se oye como nada.

-¿No dijiste que me odiabas? Ódiame ahora.

-Mi caballo, mis reglas.

Aún cuando me encantaría decir lo gratificante que fue estar sin oírla, se sentía extrañamente raro podía percibir su aroma a jazmín como su toque pero el silencio que generaba no era como lo hubiera deseado, algo estaba mal aún cuando no nos lo confesara. Thor entrega el cofre de los inviernos a uno de los guardias mientras el pequeño animal salvaje baja de mi caballo esperando por los dos.

Avanzamos através del corredor uno al lado del otro sin emitir una palabra, fue un evento impensado no deberíamos sufrir ningún tipo de regañó pero con el Padre de todo no puede estarse confiado jamás.

Ingresamos y bislumbro desde lejos el rostro severo de Odín, mientras madre baja por los pequeños escalones hasta estar frente al cordero resguardandola con la mayor estima entre sus brazos.

-Eeva ¿Estás bien? No estás herida. Niega con el rostro inclinado hacia abajo, lo cual no le impide llenarla de mimos. Sus ojos ruedan ahora hacia ambos acercándonos hacia ella manteniendonos juntos.

-Mis muchachos, me alegra tanto que estén bien.

-Frigga por favor.

-Esposo se justo, ninguno ha sido responsable por el contrario impidieron que la cámara fuera saqueada por Gigantes.

-No es necesario tú precipitación querida si los e llamado aquí a los tres es para entender que ocurrió allí adentro.

EevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora