Sueño

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Loki

—Hijo ¿Qué haces aquí? 

Inclinó mi atención al suelo alejandome un poco de ella, escondiendo el desastre formado en mi rostro debo cuidarme, ser cauteloso apartir de ahora más frente a Madre, ella me conoce tan bien como a la palma de su mano, si lo supiera estaría perdido. Camino hacia las ventanas abriendolas un poco más, dejando ver el buen día afuera.

—Solo vine a ver que siguiera aquí ¿Quién fue el idiota de la idea de cerrar las ventanas? Es un cordero salvaje, le gusta estar afuera ensuciandose las patas, sino la destruye el poder de Hela lo harán los estupidos que la encerraron aquí así. Me acerco hasta ella notando esas lágrimas en los ojos trayendo su imagen clara devuelta.

—Los únicos responsables somos nosotros mismo, aceptamos un precioso muy caro creyendo en el balance.

—Tú no, lo pagaste, fue Padre quién decidió, fuiste otra víctima al tener que perder a tú hija.

—A "mis hijas" Loki. Bufeo molestó con sólo oírla hablar de aquella manera.

—Por favor, no te atrevas a defenderla.

—Ambas son mis hijas, yo las cargue a las dos, crecieron en mi vientre pero mi amor por ellas no fue suficiente para resguardarlas, detener el imperioso mundo que deseaba sus almas inocentes.

—¿Alma? ¿Hela tiene Alma? Mirá lo que le a hecho, está así por su culpa, sino la confronta Padre, lo haré yo.

—¿Y crees que eso Eeva lo aceptará?

—¿Y que haríamos con exactitud? Dejarla seguir avanzando que terminé con todos, tiene que parar, no me importa si tú o ella están de acuerdo hay situaciones inevitables. Su mirada me encuentra con las ideas claras pero completamente controversiales a las mías, manteniendo su tono armonioso e igual.

—Comprendo tus sentimientos, haz estado mucho tiempo cerca de Eeva y realmente me alegra que nazca en tí el deseo de protección, pero no puedes percibir lo que significa para mí y para ella tú plan, Hela es mí hija, tú hermana igual que Eeva, ambas son iguales ante mis ojos y si una de las dos me falta sería igual de dolor seguir adelante como también lo sería para ella descubrir que sus esperanzas de salvar a su hermana se fueron por tú yugo.

—¡LA ESTÁ MATANDO! ¡¿ACASO QUIEREN ESCONDER EL MUNDO DETRÁS DE UN VELO?! Hela no tiene salvación.

—¡Deja de hablar como tú padre!

—No me compares, yo no hubiera dudado como él, ni la compasión que sintió aún sabiendo el destino de muerte que traeria.

Me salgo de la habitación sin querer entrar en una discusión más fuerte con ella; jamás aceptaré con pasividad las acciones de Hela, entre su vida y la mía escogeré seguir respirando aún cuando ello no les guste a ninguna de las dos.

Vuelvo a mi recámara tomando las dagas como única distracción haciéndolas impactar una y otra vez contra la columna, afinando mi puntería durante horas, les ordenó a los ciervos traer una jarra de vino para mí capaz de calmar un poco el fuego que emana por mi garganta, el tiempo corre e intento no pensar sólo en estar listo, imaginar la cara de Hela y mi daga entre sus ojos. Los tragos comienzan a afectarme, errando como un idiota mi tiró a la columna, jamás había pasado, tenía la suficiente resistencia alcoholica como el talento para continuar sin fallar pero los asuntos que todavía rondaban por mi mente estaban llevándome por un caminó distinto al mío.

Arrojó la daga nuevamente hacia la columna probando el trago amargo de la frustración, lanzando en plena efervescencia la jarra de cristal contra una de las paredes de mi recámara. No aguanto vivir este calvario sin poder mover un músculo, es una muerte lenta bajo tortura mental haciendo del fin un ruego antes que continúar así. 

EevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora