Los secretos del Padre son muchos y durante siglos el mejor guardado ha sido la verdad detrás del surgimiento del Ragnarök.
Nada puede ser sepultado y escondido eternamente, tarde o temprano el despertar comenzará definiendo el destino de los dioses...
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Eeva
Al final después de todo era como mi madre había dicho, Loki poseía un escudo fuerte dotado de arrogancia, banalidad y kilos excesivos de mal genio pero no era el completamente, había algo más allá de esa imagen y aunque fuese casi como un destelló divino me había permitido verlo.
Tiro la puerta abriendo sin quitarme el gusto que llevo dentro hoy, corro a tomar de una mesa el jarrón con agua volcando mis flores dentro, habían sufrido un poco de camino para acá con las sacudidas de Svadilfari, paso mis dedos entre sus capullos recuperando ese buen semblante que tenían cuando las corte antes de venir.
—¡Ahí estás!—Salto en mi lugar encontrándome con el rostro furioso de Kaira y Sigrid, acercándose a mi a punto de echar fuego por ambos lados.
—Kaira ve a avisarle a las demás que ya apareció. Asiente, viéndome una vez más antes de salir igual de brava.
—Sinceramente no comprendo porque tanto alboroto.
—¿No lo comprendes? Somos tus Guardianas Eeva, hemos cuidado de tí desde que babeabas y te hacías encima asique no te pases de lista, ni te hagas la desentendida conmigo.
—No quise hacer nada de eso si lo hice discúlpame sólo fuí a explorar Asgard, mira lo que traje son erucoides muy bonitas y aromáticas. Aún luego de mis disculpas Sigrid no cambia su cara de enfado reparando en el ramo.
—Salirte de puntillas al amacer sólo para un tonto ramo ¿Qué es lo que estás tramando Eeva? Dímelo o te será peor si me lo enteró de alguien más. Resoplo sin poder creer la desconfianza que abunda por aquí últimante como sino me conocieran desde hace años como ella misma dice:
—¿Qué les sucede a todas? Comprendo que sientan preocupación por mi pero ya no soy una niña Sigrid... acaso no ven que este palacio me agobia, asfixia todo lo que soy y siento, verle la cara a Odin día tras día solo me llena de coraje al recordar lo que hizo contra sus propias hijas, mi madre es tan dulce y buena que no logró comprender como permitió dejarnos arrastrar a esto, su toque se vuelve tan cálido contra mi piel pero a la vez tan mal ¡me enferma sentirme así! Sin quererla porque traicionó a Hela; no puedo volver al único lugar que e sentido mi hogar por la voluntad de mi padre ¡Asgard está aplastandome y no quieren verlo!—Sus brazos me toman envolviendome igual a cuando era pequeña dejandome caer segura allí.
—Lo siento coneja.
—Solo quisiera regresar a Muspellheim, allí estábamos bien era todo tan tranquilo. Sus manos envuelven mí cara remarcando la fuerza en cada una de sus palabras.
—Eeva se que es difícil, pero debes entender este es tú hogar, naciste aquí parece lejano y distante pero es así, todo lo que eres como lo que puedes llegar a ser pasará aquí, tu camino te obligó a marcharte hace muchos años atrás para que aprendieras, te hicieras fuerte y un día regresarás a cumplir tus designios aquí.
