Distancia

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Loki

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Loki

El cuerpo me puedes y logró abrir los párpados con dificultad, percibiendo el inmenso toque del sol sobre la cara, distingo las graciles cortinas de mi recámara mecidas por una cálida brisa. Ni siquiera llegó a determinar con seguridad como llegué hasta aquí cuando oigo su suave cantó, inclinó la cabeza a un lado distinguiendola allí o en cualquier parte del universo humedeciendo el lienzo en aguas con hierbas, lo estruja y vuelvo a acomodarme figiendo seguir durmiendo. 

Es la peor voz que e oido en siglos, es igual a una lucha de gatos, maullando sin control pero todos provenientes de un único ser capaz de crear tal alarido. Sus manos viajan a mi cintura dejándome percibir el tibio calor, pasa el lienzo húmedo con cuidado dándome una maldita puntada desde adentro, duele pero no lo suficiente para causar mi alerta, abró los ojos notando la falta de mi armadura superior, notó el desgarró de la tela sin ser realmente importante junto a sus cuidados movimiento.

—Bjørnen sover,
Bjørnen sover,
i sitt lune hi.
Den er ikke farlig,
bare vi går varlig.
Men man kan jo,
men man kan jo,
aldri være TRYGG!

—Si sigues cantando como una lechuza moribunda, voy a comenzar a arrepentirme de haberte ayudado. Salta en su lugar dando la vuelta hacia mí con esa sonrisa boba, sus ojos brillan emocionados hechandose como una bomba sobre mí.

—¡Qué alegría! Estaba segura que pronto despertarias. Su cabeza descansa sobre mi pecho inundado cada espacio con aquel aroma familiar colandose de vuelta por mis sentidos, la piel se me eriza y no se bien cómo responder ante ello, es confuso e inexplicable logra ser una criatura exasperante la mayor parte del tiempo pero hoy no puedo sentirlo así.

—Si sigues estrujandome los huesos creo que preferiría seguir dormido. Se levanta devolviendome el aire admirandome desde cerca.

—Al parecer estás bien, sigues siendo completamente tú, el mismo malhumorado príncipe de siempre con algunos golpes de más "perooo" sobreviviras. Toma el lienzo húmedo apoyándolo sobre mi frente.

—¿Qué haces? No me golpeé la cabeza.

—No tú no, pero Thor te trajo sobre su hombro como cazeria fresca e hizo que te dieras contra algunas ramas.

—Porque no me sorprende. Se ríe teniendo clemencia de él, señalando la preocupación que sintió por mí. Vuelve a humedecer su lienzo pasándolo otra vez por cada una de mis cortadas con cuidado y paciencia.

—¿Por qué estás aquí? Cualquier siervo pudo haberse encargado de acompañarme.

—Le pedí a la Reina Frigga quedarme contigo, era lo mínimo que podía hacer por tí. Su mirada me esquiva avergonzada cuando la oigo murmurar por lo bajo.

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