Luna

27 4 19
                                    

EEVA

La bruma intranquila me retira nuevamente de mis sueños, había alcanzado a dormir sólo algunas horas gracias a qué Loki descansaba a mi lado pero eso no fue suficiente para detener el sin fin de pesadillas agobiantes que venían trás de mí, despierto con un grito ahogado en la garganta limitando mi respiración, era horrible y comenzaba a matarme lentamente por dentro.

Sólo su sereno ser me calmaba, estaba allí a mi lado durmiendo pasifico como un niño, era un hombre sumamente guapo, no me hacía falta decírselo a las damas ya que muchas suspiraban por él; pero dormido su aura resplancia de una energía única digna de ser maravillada, podía enamorarme más con sólo verlo allí con su cabello suelto salpicandole la cara mientras sus pestañas negras parecían bailar; era hermoso.

Aún así cuando más lo glorificaba más me odiaba a mí misma, ambos queríamos una vida nueva, la anhelamos. Sin guerras o Canter pero aquí estábamos desamparados ante las desavenencias de la vida...pero más allá de nuestros anhelos se encontraba lo correcto e incorrecto, podría seguir mis deseos mundanos ¿Al cabo de qué? ¿Cuánto pasaría antes que el cielo rompiera sobre nuestras cabezas? Y decisiera el sueño.

Me levanto abrumada de puntillas sin despertarlo, aún era muy temprano, ni siquiera el sol había salido pero me brindaría tiempo para pensar un poco mejor a solas. Salgo al pasillo y diambulo sin rumbo fijo, los corredores son silenciosos pero mi cabeza no, lo sabía todo y por mucho que lo analizará e intentará objetarlo el resultado era el mismo, no había espacio para ambas en este mundo y el por venir de las comunidades descansando en la palma de mi mano yo era su único escudo.

Veo el amanecer desde uno de los balcones cuando oigo los pasos aproximarse hacia mí, me veo reflejada en su mirada y puedo decifrar que el ya lo sabe.

-Hija mía, creo que debemos hablar.

-¿Lo descubriste?-Le preguntó con cautela viendo los ojos tristes de mi padre.

-Sí mi niña, Nerthus también me lo ha enseñado pero nada de eso importa sobre lo que tú estés dispuesta a hacer.— Extiende su mano y voy con él sintiendo ese abrazo consolador en los brazos menos pensados, me dolía el corazón pero al menos ahora la pena sería compartida.

Odín me lleva hasta el salón del trono poniendo sus manos sobre mis hombros, contemplandome a la cara, puedo divisar la verdad en él también, su angustia...dolor, las originarias solo querían lo mejor para el mundo y buscaban prepara siempre a sus herramientas de la mejor forma para cuando llegará el momento.

-Eeva estás en el final de tú preparación, se que puedes hacer cualquier cosa, tienes la fuerza, el carácter pero la decisión de lo que venga apartir de ahora será tuya y te acompañaré en lo que decidas, yo...no puedo obligarte a pagar el costo de lo que vendra en contra de tú voluntad. —Me acaricia el rostro y siento volver a desarmarme como en la fuente de Mimir, viendo los hechos claros, la imagen inigualable de sus ojos resplandecientes como el cielo vuelven a estrujarme el alma, la balanza pesaba hacia ambos lados pero una única fuerza era capaz de hacerme tomar el coraje para decidir; las cartas estaban echadas y aunque mi corazón se rompiera la elegiría por Madre, mis Valquirias, Thor, Muspellheim y sobre todas las cosas...por Loki.

-Elijo hacer el bien.

-¿Estás segura hija mía?

-Sí Padre, entiendo el precio de mis actos, pero no existe otra salida.

-Mi hermosa niña de ojos brillantes. —Su abrazo me resguarda y me desarmó en un puñado de lágrimas imparables.

-Estaré contigo durante todo el camino Eeva.

EevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora