14. Viviendo con el ogro

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Me levanto un poco cansada, ese viaje aún me está cobrando factura. Ayer pasé mi primera noche en la casa de mi jefe y no fue tan terrible, después de la conversación del despacho, no lo volví a ver. En la noche salí de mi habitación, donde estuve toda la tarde durmiendo, cené con la señora del servicio, quien ahora sé que se llama Irisa y me volví a acostar.

Elijo un lindo conjunto de los que Dario me mandó a hacer cuando salimos de viaje y nunca usé.

Me dirijo a la cocina donde se encuentra Irisa preparando un plato de frutas.

—Buenos días Irisa, ¿qué tal?—entro saludando.

—Buenos días, muy bien señorita ¿y usted?

—Le dije que debía tutearme, soy Naylea—le recuerdo que soy una empleada más, así como Dario me lo recordó ayer.

—¿Quiere fruta?, le estoy preparando un plato al señor, podría aprovechar para hacerle uno.

—No, está bien, no se preocupe, me conformo con un poco de café, ¿puedo tomar?

—Si, claro, hay suficiente.

Darío al parecer no ha bajado, seguro se levanta después de mí, puesto que solo tiene que arreglarse, desayunar y subirse a su vehículo personal, mientras que yo, tengo que coger taxi o caminar un poco.

Me tomo el café casi corriendo cuando escucho unos pasos bajar por las escaleras.

—Me tengo que ir, Dario ya está bajando, hablamos más tarde—me despido de Irisa para luego ir a la puerta principal; para mi mala suerte me encuentro con mi adorado jefe.

—¿Ahora no saluda?— pregunta al verme acercarme apurada a la puerta.

—Disculpe, es que voy tarde al trabajo, buenos días señor Dario.

Observa su reloj y luego a mí—si, está un poco tarde.

—Nos vemos allá— me despido.

Pero bueno, hoy no me toca caminar, tengo dinero suficiente para un taxi, por lo que me paro en la entrada de la casa y le pido a uno de los guardias de seguridad que llame a la compañía para que me lo pida, esto de no tener celular, se está volviendo una molestia. Mientras espero por mi taxi recuerdo una de las reglas de Darío:
"No quiero que se exhiba mucho fuera de la casa, puesto que si alguien la llega a ver, podría pensar que tengo algún tipo de relación amorosa y no acostumbro a que me vean con mujeres"

Ruego mentalmente porque llegue rápido, así quitarme de aquí, no quiero que algún vecino me llegue a ver y lo comente, eso me metería en problemas con Darío.

5 minutos después llegó el tan esperado taxi, me monto y para mi sorpresa es el señor que me llevó a la casa de Sthi, el mundo es pequeño.

—¡Oh, señorita independiente!—me saluda al adentrarme en el auto, río ante su ocurrencia.

—Hola, ¿Cómo está?

—Bien, usted sabe, sobreviviendo ¿y usted?

—Bien dentro de lo que cabe.

Pasamos el camino completo hablando de sus hijos

—Buenos días—saludo a la recepcionista al entrar a la empresa.

Subo al ascensor y saludo algunas personas en él, Dario aún no ha llegado, perfecto.

Abro la oficina de presidencia y me adentro en ella, aprovecho que no tengo nada que hacer para sacar mis cuadernos y ponerme a hacer la tarea en la computadora de mi escritorio.

A pesar de todo lo que me ha sucedido, me siento muy agradecida por todo lo que tengo, también por las personas maravillosas que ese mal momento puso en mi camino, sé que saldré adelante, puedo con esto y más, soy una persona fuerte.

Más que tu jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora