NayleaDomingo...
Salgo del baño y observo el vestido que Dario compró para mí, es rojo, ese color que encaja perfectamente con el de mi piel, es agua lluvia, un poco fruncido en la parte de los senos y manguitas, tiene un corset que se acopla perfectamente a mi silueta, y la falda cae suelta, dándole un aire de frescura y libertad.
Esta cita me tiene los nervios de punta, siento que podría determinar el inicio o el final de algo, no estoy segura cómo puede resultar todo esto y si él es la persona con la que quiero compartir mis días.
Darío fue el único hombre que me hizo sentir algo, con quien sentí una conexión, sin embargo, esta se vió afectada por él mismo, y me hace pensar que nada, ni siquiera lo que yo sentí, fue real, pero lo quiero intentar, por mí.
Me coloco el vestido y un collar de perlas que va muy bien con las vibras que quiero transmitir.
Me maquillo un poco, lo usual, base, corrector, polvo, un poco de brillo en el lagrimal, máscara, brillo labial y rubor, me peino y salgo a esperar a Dario, quien para mi sorpresa ya se encuentra en mi frente.
El sol de la tarde ilumina el lujoso vehículo de Darío, quien espera por mí, este, con su impecable sonrisa, me abre la puerta.
—¿Por qué no habías llamado?—pregunto apenas entro en el vehículo.
—Supuse que necesitabas más tiempo.
—Supusiste bien—río—gracias.
—¿Lista para la mejor tarde que has tenido en tu vida? —pregunta, sus ojos brillando de entusiasmo.
—Más que lista —respondo no muy segura, pero no quiero hacer notar mi nerviosismo.
Nuestra cita comenzó con la música suave que Dario acostumbraba a escuchar. Mientras conducía por las carreteras sinuosas que salían de la ciudad, nuestra conversación fluye naturalmente, ahora que no le temo, se me hace fácil conversar con él.
—Naylea, quiero que esta sea la mejor cita que hayas tenido en toda tu vida—sonríe.
—Esta es la primera cita verdadera que he tenido—admito apenada.
—La haré inolvidable—sonríe, hoy está que irradia de felicidad.
—Espero que en buen sentido— amenazo.
—Naylea, ya es hora de que vayas bajando la guardia, no quiero que terminemos discutiendo y arruinando todo.
—Trataré—sonrío—es que se me hace tan difícil aceptar esta parte de ti, que hayas cambiado...
—No cambié, solo decidí que era tiempo de sacar mi verdadero yo...solo contigo, no quieras conocerme en el trabajo—ríe.
Llegamos al lago y nos aparcamos un poco apartado de la orilla; Dario abre su maletero y de este saca un ramo de rosas que me entrega al segundo.
—Para ti, hermosa—sonríe y le agradezco, a esto me refería.
Luego toma una cesta y vuelve a cerrar su maletero.
Nos acercamos al lago por un pequeño muelle y casi al final de este, Dario toma la cesta y la abre, en ella hay frutas, jugo, pastel, sándwiches, snacks, brownies, etc. ¿Cómo entró todo eso ahí?
Coloca una manta en el piso y me invita a sentarme a su lado, extendiéndome su mano.
—Nunca creí que fueras el hombre que planea picnics.—me sincero.
—No lo soy, soy más de regalar autos, comprar joyas, ropa y cosas materiales, pero alguien me dijo, que el primer paso de estar con una chica como tú, es conquistarla a su estilo, y que después de tenerla, entonces le enseñaba un poco del mío. Algún día podré mostrarte lo que mi tarjeta puede hacer por ti.
—Es asombroso que estemos en este lugar tan hermoso disfrutando de frutas frescas y embutidos, pero, ¿crees que te hará bien intentar algo con alguien que te empuja a ser quien no eres y hacer cosas que no te gustan?—pregunto bajo su atenta mirada.
—A mí no me importa dónde estemos o qué tenga que hacer para estar contigo, yo solo soy Dario si te tengo cerca, fuera de eso, solo soy un hombre que desconocí por años.
—Yo solo quiero que esto sea sano para ambos.
—Así es hermosa, por mí no te preocupes, el ver tu sonrisa me hace olvidar la cantidad exorbitante de mosquitos que han picado mis piernas, y el hecho de que hace un calor horrible—río.
—¿Dije calor, qué es eso?—pregunta este.
—Eres un tonto—golpeo su hombro.
—No, soy un magnate, con mucho dinero, atractivo, reconocido, con un gran porte y una tarjeta negra, queriendo obtener tu atención, honestamente, tengo mucho que brindar, ¿por qué no te estás derritiendo por mí?—sonríe.
—Tal vez lo haga—sonrío.
—Eres hermosa Naylea—halaga mientras acaricia mi rostro.
—Gracias.
—Todo estará bien—asegura.
—Estoy empezando a creer que si—cierro los ojos ante su tacto.
—Sin ti me sentía perdido, te vi con esos hombres y de repente me transporté al Dario de hace unos años, el Dario que se había quedado solo, al Dario que necesitaba una barrera para alejarse de los demás, sin embargo, esta vez decidí actuar diferente, decidí luchar, no quise volver a encerrarme en esa dura capa en la que estuve viviendo, y si, no te puedo mentir, lo intenté, intenté resurgir mi crueldad, intenté deshacerme de los recuerdos que conducían a ti, intenté idear planes, pero simplemente no...llegó el momento en el que se me hizo imprescindible utilizar el corazón.
>>Al principio tuve miedo y repetidas veces intenté dar un paso atrás por cada paso adelante, porque yo no sé amar, yo no sé lo que es dejar entrar a alguien más, pero aquel beso en esa fiesta...eso fue lo que sembró seguridad en mí, desde ese día decidí que te tendría y que volvería a llevar a mi empresa al número uno, por mis padres, sin embargo, al otro día descubrí que, a pesar de quererte, seguía trabajando desde el odio y no desde el amor, comprendí que la única forma de tenerte, sería si dejaba de querer controlarlo todo, y luchar porque aceptaras mi presencia a tu lado.
—Me alegra que por fin hayas madurado—digo mientras siento sus manos aún acariciando mi rostro.
—Espero que algún día aceptes ser mi compañera Naylea—se sincera.
—Yo también—sonrío.
Apenas me doy cuenta que empezó a anochecer, el tiempo pasó muy rápido.
Ambos nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la compañía del otro y de la hermosa noche estrellada. Sabemos que, independientemente de lo que el futuro nos depare, habíamos dado un paso importante hacia algo nuevo y emocionante.
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Más que tu jefe
Ficção Adolescente¿Qué harías si una noche tu madre decide echarte de casa sin nada más que la pijama con que pensabas dormir minutos antes? Naylea es una chica tímida, cariñosa y astuta, nunca ha tenido novio porque cree fielmente en que el amor no se busca, sino, q...