Más que tu jefe

38. Naylea

Naylea

Mi vida dió un giro de 180 grados en el momento que mi jefe me dejó desnuda en aquel lugar. Fue un choque de realidad, ¿qué estaba haciendo? En ese instante me desconocí y di cuenta de que estuve actuando mal; nunca me debió de importar el carácter de Darío, su vida personal o su bienestar, yo solo fui su asistente.

Una más...

Y nunca me porté como tal, siempre velé por su integridad, aún fuera de lo que me correspondía y esto, como toda persona narcisista suele actuar, terminó conmigo sola y desnuda en un lugar desconocido, con la dignidad en el piso...

Todos tenemos un punto cero, ese momento en donde sentimos que no podemos estar peor; creí que el mío sería el haber sido echada de casa, ¡no pude haber estado más equivocada! Nunca me sentí tan miserable como esa noche en la finca de Dario.

Luego de haber pasado la vergüenza más grande de mi vida, me planté una meta: ser y vivir por y para mí, sin importar nada.

Salí de las alas de Darío y con eso, de todo aquello que me perturbaba o estresaba, al igual que mis ganas de pensar en alguien más.

Estoy en una empresa, gano y vivo bien, y aunque todos podrían preguntarse, ¿cómo es que una chica joven echada de casa pudo terminar trabajando en dos empresas multimillonarias? La primera fue suerte, la segunda: provecho de oportunidades. Ser la asistente de Darío y acompañarlo a tantos eventos, abrió muchas ofertas para mí. En este momento estoy trabajando en West's, la única empresa que podría hacerle competencia a Johnson's en el país.

Tengo un jefe agradable, educado y sobretodo muy profesional, es todo lo que necesitaba para por fin sentir que estoy avanzando.

Sobre mi madre...no hay mucho que decir, nada de hecho, no he sabido de ella desde mi graduación.

Hubieron noches en las que llegué a preguntarme: ¿cómo una madre podría hacerle eso a su hija, miles de veces me sentí suficiente. Quemó, dolió, ardió, hasta que llegué a ese punto de ignorancia, donde ya no me importaba, o por lo menos, eso parecía.

Mi círculo es disminuto, pues, este solo se compone de Sthy y Enrique. Me alejé de todos y todo lo que tuviera que ver con Darío, claro, hay cabos sueltos...Natalia, no podría estar más agradecida con ella y aunque ya no hablemos como antes, la quiero y aprecio mucho.

Vivo en el departamento de la señora, una persona a la cual agradezco mucho, ella ha estado para mí y no me ha desamparado, aunque a veces sienta que no me soporto ni a mí misma, siempre agradeceré el hecho de que me entienda y me acepte, no es fácil encariñarse una vez sales de un lugar en el cual te forzaron.

Este suceso solo hace que la tranquilidad que ha estado construyendo, se desmorone, todo empezó con mi mejor amigo besándome y terminó con mi jefe queriendo estar conmigo...

Estoy muy confundida, no siento que tenga más opciones que ignorar lo sucedido, Enrique está confundido y Dario es un imbecil que no se cansa de jugar y usar a las personas.

No volveré porque me lo prometí, no voy a dejar la estabilidad de mi nuevo empleo por ataques de impulsividad de un arrogante que no piensa en nadie más que si mismo.

Nunca me hubieran humillado tanto, aquella noche fue la cereza que decoró el pastel lleno de insultos, comportamientos arrogantes, humillaciones y maltratos, no puedo volver a permitirme esto.

Con Enrique hablaré apenas aclare mi mente, esto no se puede tomar a la ligera, es el único amigo en el cual confío, no podemos arruinarlo, no podemos permitir que esto se repita.

Solo espero que Dario no llegue a denunciarlo, aunque él haya golpeado primero, la moneda siempre cae de la cara cuya persona con dinero apostó, y si no cae, buscan la forma de girarla. Si Dario llega a denunciar, es porque está al menos cien porciento seguro de que ganará.  El dinero lo puede todo; no quiero que Enrique se meta en problemas.

Mi cerebro aún no termina de procesar todo lo que sucedió, siento que estoy en una pesadilla, solo espero poder acostarme y que nada de esto haya pasado.

Te odio Dario.

Te odio porque siempre pones mi vida patas arriba.

Te odio porque por más que lo diga no puedo sentirlo...