Llegamos a nuestro destino a las 12:00 am y suelto por fin el aire que tenía retenido, aún no me acostumbro a esto. Con terror y la mente llena de recuerdos negativos por nuestro último viaje, me bajo del jet. Esta vez seré más cuidadosa.—¿Y James?—pregunto tratando de no sonar muy interesada, él es mi única salvación en los viajes con el ogro.
—Esta vez no requeriré de sus servicios—es lo único que contesta.
Bajamos del jet y afuera nos espera un auto negro con los vidrios oscuros, de este se baja un hombre de algunos 30 y algo que no conozco.
—Buenos días—saluda—Señor Dario—este no contesta—señorita— esta vez se dirige a mí— yo seré su guardaespaldas y chofer por el tiempo que estén aquí.
¿Por qué no traer a James?—pienso, mas no opino.
—Buenos días—saludo.
Subimos al auto y este se pone en marcha hasta llegar al hotel en que nos hospedaremos.
—A las 7:00 am, ni un minuto más, la quiero aquí, iremos a ver qué tal va todo en la franquicia que inauguraré hoy.
—Okay—contesto de mala gana, pensé que descansaríamos al menos hasta la tarde.
Subimos a las habitaciones, esta vez quedamos uno al frente de otro. ¡Genial!
Espero y se note el sarcasmo.
Me adentro a la que me asignaron y rápidamente me tiro a la cama ¡estoy exhausta!
•••
Me despierto por unos toques en la puerta.—5 minutos más ma—respondo somnolienta.
Escucho golpes más fuertes.
—¡Señorita Naylea, es tarde! El señor Dario abandonó el hotel hace una hora y me mandó a buscarla—me habla el nuevo guardaespaldas de Darío.
¿Guardaespaldas?
¿Dario?
Abro los ojos espantada y reviso la hora en mi celular: 8:30 am
Llórenme porque estoy MUERTA.
Me paro corriendo y tomo lo primero que encuentro en mi maleta, ¡olvidé poner la alarma! No me preocupo en bañarme, pongo todo encima de la cama, me visto y cepillo mis dientes. Debo lucir horrible, pero en estos momentos lo importante es llegar.
Salgo de la habitación a pasos rápidos y saludo al guardaespaldas, quien me guía hasta donde tiene el auto estacionado.
Me abre la puerta de atrás y se sienta adelante.
—Creo que está en problemas—me habla rompiendo el silencio torturador.
—Si, Dario debe de estar muy enojado, segunda vez que me pasa—digo con pesar.
—Debe de tratar de ser más profesional—concluye.
No puedo evitar enojarme, aunque estoy más que convencida de que en sus palabras no hay más que verdad y sinceridad, debo ser más profesional, debí poner alarmas. Aún tengo mucho que aprender, siento que avanzo dos pasos y retrocedo cinco, si sigo así, Dario encontrará la excusa perfecta para despedirme.
¡Enfócate Naylea!—me reprendo mentalmente.
—Trataré—contesto al salir de mi ensimismamiento.
Son las 8 de la mañana, Dario me querrá matar.
Nos detenemos en un local que desde afuera grita pura elegancia, al adentrarme quedo fascinada por la estructura del mismo y la organización de todo, los colores beige, marrón y blanco resaltan en el lugar, dándole un toque neutro y delicado.
Llegué muy tarde al recorrido, puesto que alcanzo a ver a mi jefe acercarse junto a la encargada, a una pared cubierta con una cortina.
—Esto no estaba en los planes—dice el mismo señalando al lugar que segundos antes tenía mi atención.
—¡Es una sorpresa! se la mostraremos en la inauguración—contesta emocionada.
—Necesito ver qué hay ahí—responde Dario antes de agarrar la cortina, acción que es interrumpida por la mujer.
Para este entonces ya estoy al lado de ellos.
—Pero si la sorpresa es para usted señor Dario, le va a encantar, no lo arruine.
—Espero y no sea una idiotez—advierte.
—¿Cuándo le he fallado?—pregunta esta ¿coquetamente?—¿nunca, verdad?—se auto responde—esta no será la excepción—sonríe satisfecha.
Darío se limita a asentir poco convencido. Tengo curiosidad de ver la sorpresa; ni modo, tocará esperar.
Mi jefe sale del lugar y yo no hago más que seguirlo de cerca.
—¿Es idiota o se hace?—es lo primero que dice al subirse al auto.
No contesto.
—LE HICE UNA PREGUNTA—me grita. Mi silencio parece elevar su nivel de enojo.
—Per...Perdón señor...—balbuceo tratando de buscar una excusa que claramente no hay—no volverá a pasar
—NO, NO VOLVERÁ A PASAR PORQUE APENAS REGRESEMOS, SERÁS DESPEDIDA— me grita, acción que no hace nada más que aguar mis ojos y rogar porque no cumpla su cometido—disfrute de este viaje, porque será el último—concluye.
No necesita gozarse del uso de más palabras para hacerme explotar en un llanto inconsolable, me siento una niña llorando por un dulce que se le fue arrebatado.
—Nooo, por favor señor Dario—le pido—sé que no soy la mejor asistente, soy muy olvidadiza, carente de experiencia y entre veces irresponsable, pero le pido por lo que más quiera, una segunda oportunidad, usted sabe que esto lo necesito—limpio mis lágrimas y sorbo mi nariz.
—Lo que más quiero murió—es lo único que contesta, supongo que refiriéndose a sus padres—esta noche es la inauguración, trate de hacer su último trabajo como es debido y arréglese temprano—ordena.
Con miles de preguntas y una tristeza enorme carcomiéndome desde el interior de mi ser, asiento a lo que me pide.
Y ahora ¿qué voy a hacer?
—¡Estúpida!
Me insulto, como si eso fuera a arreglar mis problemas.
![](https://img.wattpad.com/cover/266383247-288-k449025.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Más que tu jefe
Ficção Adolescente¿Qué harías si una noche tu madre decide echarte de casa sin nada más que la pijama con que pensabas dormir minutos antes? Naylea es una chica tímida, cariñosa y astuta, nunca ha tenido novio porque cree fielmente en que el amor no se busca, sino, q...