45. ¿Un auto?, ¿estás loco?

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Narra Dario

Salgo de casa junto a mi chofer quien conduce mi vehículo, mientras yo llevo el de mi amada. En mi primer día de conquista decidí sorprender a Naylea con un lindo auto que la acompañará en sus aventuras a partir de hoy.

Como esta me advirtió que quería mantenerse al margen en la empresa, decidí traérselo a casa para sorprenderla cuando llegara, sin embargo, quién se sorprende soy yo, cuando Naylea baja del taxi y me lanza una mirada desaprobatoria al ver el lujoso vehículo con un gran moño rojo a mi lado.

—NO—es su primera reacción—no lo voy a aceptar Dario.

—Me cansé de verte expuesta al peligro y gastar dinero todos los días en taxis—me explico—por lo que le quise dar solución a ese problema, y como aceptaste que te conquiste, te tocará aceptarlo a él también—concluyo—.

—Dario, esto no es conquistar a una mujer, es comprarla, llenarle los ojos, bombardearla. Conquistar sería pasar a recogerla—empieza a explicar.

—Igual lo puedo hacer—contesto, ya que no tengo problemas con irla a buscar aunque le haya comprado un auto.

—Regalarle flores—continúa su lista ignorando mi respuesta.

—Yo podría llenarte tu departamento de unas hermosas rosas rojas si así lo deseas.

—¿Qué?—inquiere entre confundida y molesta—me refiero a pequeños detalles y muestras de afectos, pero, ¿cómo se te ocurre comprarme un auto?

—Te lo mereces.

—Pero está mal, no somos nada, no sabemos si esto va a funcionar, no sabemos si llegaremos a ser más que un intento de conquista, es muy rápido.

—Eso está en tus manos, yo tengo dinero y tú tienes necesidades, a ti no te va a faltar nada que el dinero me pueda facilitar—concluyo.

—Ese es el tema, el amor es más que eso... no todo tiene que salir del bolsillo, muchas cosas deben salir del corazón, y comprendo que no lo hiciste con mala intención, pero esto—señala el auto—simplemente NO.

Trato de entenderla, darle su espacio, por lo que no alargo la conversación y le texteo a mi chofer para que venga en busca el auto, lo guardaré en casa hasta que acepte ser mi novia o esté lista para recibirlo.

—Lo siento—se disculpa—pero no es el momento.

—Tranquila, discúlpame tú a mí, tal vez exageré un poco...

No negaré que me siento un poco consternado, tenía la idea de verla  saltando de felicidad y besando el obsequio, al final de todo, le estoy dando algo por lo que ha estado trabajando.

Me despido y me voy a casa sin idea de qué más hacer, en serio pensé que tener dónde transportarse la haría feliz.

No entiendo, anteriormente el dinero me había resuelto cada uno de mis problemas con las mujeres...

Tanto pensar la situación me hace  cambiar mi destino y pasar por la casa de Natalia, ella sabrá aconsejarme; esta vez quiero que funcione.

¡Es increíble! Pude fingir por semanas y llamar su atención, pero ahora que la quiero en serio, no puedo lograr agradarle.

—Buenas noches hermana—saludo apenas llego a su puerta—sé que mi visita te sorprende y que tal vez sigues enojada conmigo, pero necesito contarte todo lo que sucedió con Naylea, así me puedas ayudar a ganarme su confianza—voy directo al grano, ahora solo importa ella.

—Y así fue como llegamos a esto...—termino de relatar todo lo vivido con mi ex asistente—lo peor es que ahora la quiero y se me hace tan difícil tener su confianza, agradarle.

—Es que fuiste un imbecil Dario—contesta esta con un tono de enojo en su voz—no la respetaste, manchaste la recuerdos con su papá, cada vez que piense en lo que él hacía por ella, también recordará en cómo lo recreaste y lo arruinaste, tuviste la oportunidad de tenerla, una buena chica se había fijado en ti por algo más que tu dinero, te quería A TI y tú a cambio solo le diste malos recuerdos, tienes suerte que aún te habla—finaliza con cierta rudeza, la cual me hace bajar la cabeza rendido— lo que significa que aún tienes la oportunidad de volver a entrar en su campo de interés, si no le interesaras, te ignorara—trata de arreglar lo que dijo.

Pero tiene razón, tuve la oportunidad de hacer de esto algo lindo, increíble, y decidí arruinarlo, decidí mentirle, usarla.

—¿Qué crees que deba hacer?—pregunto.

—Bueno, Naylea es una chica sencilla, pero a la vez, muy encantadora, ama vestir bien, los atardeceres y disfrutar de las pequeñas cosas.

>>Yo te recomendaría que en vez de regalarle un auto, empieces por sacarla a ver el mundo a su estilo. Planea un picnic en el lago, compra un ramo elegante, pero no exagerado—aclara—regálale un lindo vestido vestido floral acompañado de sandalias, déjalos en su cama con una pequeña nota "póntelo y no preguntes", crea interés en ella, curiosidad. Arma una cesta con frutas, jugo, postres, etc, se espléndido—me mira— pero no exageres, la única regla es: si no cabe en la cesta, se queda, no lo necesitas, así mantienes todo sencillo, en tus manos solo las flores y la cesta, no más.

>>Entiendo que al estar enamorado, tal vez tengas la necesidad de querer y al mismo tiempo demostrarle que puedes comprarle el mundo, pero no es así, Naylea ya sabe que tienes dinero, Naylea sabe cuán exitoso eres, este es el momento de que le enseñes tu corazón. Porque darle cosas tan lujosas solo sería más de lo mismo, ahora, una vez te hayas ganado su corazón dándole a conocer el tuyo, ahí podrás cortejarla a tu estilo, mientras tanto, búscala al suyo. Deja de pensar lo que te gustaría a ti para ella y piensa más en lo que podría gustarle a ella.

Sonrío—estoy muy orgulloso de ti y tu madurez hermana, pareces la mayor—la abrazo.

—Y yo de ti hermano—contesta—me alegra que hayas vuelto—sonríe.

—Nunca debí irme, espero que en algún momento puedas perdonarme, nunca comprendí la magnitud de mis acciones, nunca reparé en el daño que te hacía...que tú también los habías perdido—me sincero—te quiero como a nadie en este mundo.

—Yo a ti hermano—sonríe—también quiero a Naylea, por haber tenido la valentía de abandonarte, no aceptarte malos tratos y dejarte tocar fondo, allá abajo encontraste a tu verdadero tú— me abraza—espero pronto poderla llamar "cuñada".

—Así será—sonrío—gracias por tus consejos—buenas noches—me despido, tengo un picnic que planear.

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Más que tu jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora