Más que tu jefe

36. ¿Renuncia?

Entro a la oficina y como siempre, me siento a esperar mi café del día, pero, a pesar de que ya han pasado alrededor de 10 minutos, este no llega, lo que hace que me desespere. Mientras estuvimos fuera, ordené que Naylea tuviera su propia oficina.

—Debe estar allí— me despreocupo y llamo a la asistente de Natalia para que traiga mi café.

—¡Eres un idiota!—Entra Natalia echando humos.

—¿Ahora qué hice?—pregunto despreocupado, siempre tiene alguna que otra razón para enojarse conmigo.

—¿Sabes lo que tengo en mis manos?—pregunta desesperada mientras sostiene un papel.

—Aún no me dices—me burlo.

—LA CARTA DE RENUNCIA DE NAYLEA—me grita, a lo que contesto con una mirada de advertencia—Dario, ¿qué hiciste ahora?—pregunta ahora más relajada.

—Nada, ¿qué voy a hacer?, no aguantó la presión de la responsabilidad que conlleva tener este trabajo—quiero creer que esto no tiene nada que ver con lo que pasó—una asistente más que se va. Pide que anuncien que el puesto está libre—concluyo.

Natalia me observa incrédula y sale con el mismo ímpetu que entró a la oficina.

¿Se fue?

Dejo de teclear en mi computadora tratando de analizar la situación, ¿en serio se atrevió a dejar tan buen empleo?

Las horas pasan rápido, conduzco a casa y las palabras de Natalia ocupan mi mente "la carta de renuncia de Naylea".

Entro al portón y saludo a mis guardias, luego de esto me adentro a la casa y subo las escaleras con un solo objetivo: la habitación de mi ex asistente, pero al abrirla me sorprende ver todo como hace unos meses, no hay nada que le pertenezca a Naylea.

¿Dónde está?

Decido llamarla por su incompetencia y poco profesionalismo, pero escucho la contestadora en su lugar.

—¿Qué hiciste Dario?— me autoanalizo al igual que mi hermana.

*Flashback*

Mi padre siempre decía: no hay hombre que merece ser más amado, que aquel que es espléndido.

—Naylea no se entregará a mí si no nota mi esfuerzo por "ser amado"—pensé.

Por lo que hoy, luego de varios días haciéndola sentir cómoda, me las ingenié para que todo salga perfecto, pedí que se realizara todo al pie de la letra (tal y como lo narró el día que hablamos de nuestros padres), sin embargo, cuando ya la tenía desnuda, no pude lograr tener una erección.

Esto nunca me había pasado.

La incomodidad del momento...mi desesperación, no encontré opción más factible que marcharme.

¡No puedo creer que me sensibilicé e hice todo esto para al final no lograr nada!

Siento rabia conmigo mismo, siempre tuve razón, Naylea no me gusta ni nunca me gustará, no necesitaba esto, podría conseguir sexo en cualquier mujer. Solo fue un capricho.

Al despertar decido enviar a un chofer por ella, no quiero verla, no necesito verla, nuestro jueguito terminó, tenemos un vuelo que tomar hasta el lugar que nos dará el golpe de realidad y nos haría olvidar este encuentro.

Me subo al avión y a mi lado puedo observar a mi asistente, esta tiene la mirada perdida, no me esfuerzo en saludar, esto es estúpido.

¿Debería despedirla? Si

¿Puedo? Si

¿Quiero? No, la verdad es que despedirla solo me traería problemas con Natalia.

Quiero evitar a toda costa seguir teniendo problemas con ella, es la única persona que me importa.

Abrocho mi cinturón y me dedico a dormir, no pude hacerlo en toda la noche.

*Fin del flashback*

Pero hoy es Lunes, hace tres días que vinimos, ¿por qué renunciar?, pudimos hablar como dos personas maduras y llegar a una solución, decidió el camino fácil.

Salgo de la habitación que antes ocupaba mi asistente y me marcho a la mía, no voy a forzar esto, no voy a interferir en nada, fue su decisión.

Me despojo de mi traje y me recuesto a analizar todo lo que ha sucedido últimamente...tenía tiempo sin sensibilizarme...sin compartir con una mujer y que no terminara en sexo.

¿Qué hice?

Tal vez esto fue lo mejor, que se haya ido.

Por primera vez en años, me siento confundido por todo lo que pasó, ¿desde cuándo el sexo ha sido un problema?

Tomo mi celular y le marco a la única persona digna de mi plena confianza, en cuanto a mujeres se trata...claro.

Es cuestión de minutos para tener a un muy interesado Kristofer a mi lado.

—¿Quién no te supera ahora?—sonríe mientras menea un trago, pero al ver mi expresión cambia radicalmente la suya—¿Qué pasó?

—Naylea renunció.

—¿Qué y por qué? Una persona con sus problemas no renunciaría a un puesto con tantos privilegios. Darío, ¿Qué hiciste?

—Nada, ¡y ese es el problema!—grito.

—Explícate mejor.

—¡Que la tenía desnuda y no pude hacer nada!—exclamo estresado, esta conversación me está llevando al límite.

—¿Y por qué Naylea se acostaría contigo cuando me rechazó a mí?, no te creo nada.

—Me da igual si me crees o no, el tema es que en estos momentos por alguna razón me siento culpable...

—¡Es que lo eres!—cuestiona enojado—el día que nos encontraste en la piscina me reclamaste y prohibiste tener algún tipo de relación con tus asistentes porque esto afectaría la empresa, luego vas y la desnudas, ¡Eres un egoísta!

—Las cosas no son así...

—Si lo son, las cosas siempre están mal cuando otros las hacemos, si es el gran Darío, todo es permitido, todo está bien.

—No estoy diciendo que haya sido así...cometí un error.

—Siempre lo haces, pero los demás tenemos que aplaudirlos por ser tú. Debes aprender de lealtad, ella me gustó primero...

—¡Por Dios! Tú solo querías llevártela a la cama.

—¿Y tú no? ¿Por qué es diferente si se trata de ti?

Y caí en cuenta... al final, buscaba lo mismo que mi mejor amigo, llevarla a mi cama y luego fingir que nada pasó...fue un capricho y todo salió mal.

—¿La quieres?

—No, ¡Por Dios!, ¿cómo la voy a querer? Nunca nos habíamos peleado por una chica, esto es estupido—concluyo.

—No es por la chica, Naylea y yo somos amigos, estamos bien, lo que me molesta es que siempre te creas más digno, no soportaste verla conmigo porque la querías para ti.

Dicho esto, se aleja dejándome consternado. Naylea no me gusta.

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Buenassssss<3

Dos días corridos actualizando, se notan las vacaciones🤭.