Besas riquísimo...

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⏰4:02am


Narra Shikamaru

Ya habíamos llegado y Temari ya iba bajar del auto, vi que llevo sus manos para sacar el broche atorado que siempre olvido reparar.

— El gancho está dañado, Liam metió un palito y siempre me olvido de arreglarlo.

Siempre tengo que jalar con fuerza el broche <Carajo> cómo se me olvidó arreglarlo.

— AUUUU

— Oh por Dios lo siento

<Mierda> le di tremendo golpe, lleve mi mano a su frente sumamente avergonzado

— No te preocupes yo tuve la culpa por andar de mirona.

— Echa tu cabeza para atrás —ella se echó en el asiento y yo solté mi cinturón para poder acercarme y revisar su frente— no tienes nada o bueno no se ve rojo

— Pero si está oscuro que vas a ver

Ambos sonreímos... soy un idiota

— Mejor no me lo toco —ella se sentó recta nuevamente y yo continué en mi posición inicial— ya debo bajar y entrar.

Asentí sin dejar de verla, la verdad no había mucha luz pero sus ojos brillaban, toda la noche lo hicieron... es una mujer muy atractiva, con un cuerpo explosivo que se deja ver por ese coqueto y provocador vestido negro... toda la noche no he podido dejar de verla ni de sentirme atraído.

Me atrapó.

Su blanquecino cuello gritaba mi nombre... estoy seguro, quería rosar mis labios en el, pero sería demasiado descarado para sólo un par de veces que nos hemos visto.

— Ponte hielo ahora si no mañana podrías tener un chinchón —ella asintió— descansa.

— Igual tú

Me acerque lentamente y mi primera intención fue besarla, si besarla.

Algo que había querido hacer desde la primera canción que bailamos y no me atreví hacer.

Terminé por darle un estúpido e inocente beso en la mejilla... Dios no soy un adolescente porqué debería ir despacio, soy un hombre.

Ella fue más rápida que mi segunda reacción, yo iba acercarme y besarla pero ella abrió la puerta tan rápido que ni cuenta me di cuándo ya estaba con medio cuerpo afuera.

— Nos vemos... gracias.

Todo fue tan rápido que gritar fue lo único que se me ocurrió.

— ¡Temari te llamo mañana!

Grité pero ella no volteó, ya no vi su bien dibujada sonrisa, sólo la vi de espaldas entrando a su casa.

Tampoco se si me escuchó.

— Mierda —tiré mi cabeza hacia atrás— ¿porqué no la besé?

Suspiré lamentando mi estupidez y conduje hasta mi casa.

Llegué, guardé mi auto y entré por la cocina.

— ¡Mierda Alex!

Grité del susto de verlo pasar como un fantasma por el comedor

— ¿Papá?

— ¿Qué haces despierto? —miré mi reloj— son las 4:14am ¿no deberías estar durmiendo?.

— No tenía sueño y bajé por un muffin, tenía hambre

— No tenías que esperarme

— Es que la mamá de Sami salió con su familia y ella me dijo que la acompañara porque no podía dormir hasta que su madre regrese y estuvimos hablando por videollamada.

Estúpido CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora