≽˖՞🚧 ۫ ۫։ຼ ۪۪۫۫ changbin presenció cómo
su 𝘥𝘰𝘯𝘨𝘴𝘢𝘦𝘯𝘨 besaba los labios
del líder, y cómo este tocaba todo
lo que sus manos llegaban a tomar
de jisung.
...
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Minho sonrió sintiéndose afortunado de que todos estuvieran pasando un lindo y tranquilo día.
Caminó hacia el pasillo, un poco distraído, Minho vio salir a papá pitufo con máquina de comer papel de la habitación de los menores e ingresó a la misma buscando a Jeongin, estaba aburrido y quería molestarlo por un rato.
Jeongin descansaba sobre la silla frente a su computadora con una mirada abatida.
―Honey ―canturreó Minho apoyando las manos sobre los hombros ajenos.
Jeong suspiró y alzó la vista, viendo a Minho con una ceja arqueada antes de volver su mirada a la pantalla.
―El viejo se llevó la empanadita. ―Jeongin abultó los labios y cruzó los brazos por encima de su pecho.
Minho asintió como si comprendiera la situación y luego negó varias veces con la cabeza, desaprobando el comportamiento de Chan. Hyunjin se había ido y no parecía volver muy pronto, vaya uno a saber para qué lo necesitaba Chan.
―Y tú te querías comer la empanadita. ―Chistó Minho, haciendo que Jeongin asintiera ligeramente irritado.
―Ni modo, a dormir ―arrastrándose fuera de la silla, Jeongin se impulsó dispuesto a dirigirse hasta la cama, sin embargo, fue sujeto por el codo con las manos de Minho―. O tal vez no.
―Mira, no soy una empanadita ―dijo lo obvio encogiéndose de hombros―. Pero me dicen algodón de azúcar.
Jeongin rio y se dejó abrazar por la cadera, apoyando las manos en los hombros de Minho.
―No me gusta el azúcar ―bromeó Jeongin estirando las sílabas, con un deje de burla en su voz.
―¿Ah, sí? ―murmuró Minho atrayendo al menor con una mano en su espalda baja, haciendo que sus pechos colisionaran entre sí.
Jeongin alzó la mirada, abriendo la boca por instinto. La cálida respiración de Minho en su rostro hizo titubear sus acciones; dudaba si apartarlo o simplemente dejarse llevar. No es que se sintiera incómodo con Minho, pero intimar con él siempre había sido pasarse de la raya para Jeongin. A él le gustaba dar, y dudaba que Minho fuera receptor.
―Estoy un poco sediento, Honey... ¿Me vas a dar de tu miel? ―inquirió Minho lentamente, estirando su mentón hacia abajo con el pulgar, haciendo que su labio se separara del superior con un sonido acuoso.
Sin embargo, siempre era bien recibida una buena mamada.
Jeongin asintió, asomando lentamente su lengua cuando el pulgar de Minho se metió dentro de su boca, explorando el interior de la misma.
