XLIII

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Polly ha decidido alargar sus vacaciones un mes. He vuelto a trabajar pero por suerte no me he cruzado con Thomas.

Son las tres de la tarde y el plato de comida ya está frío. Suspiro por el cansancio. Aparto el plato y me llevo un cigarrillo a la boca.

- Señorita Freya, no ha tocado la comida.- dice Ana preocupada.

- No tengo hambre...

- No puede seguir así, va a volver a enfermar.

- Guárdamelo para la cena, así no tienes que volver a cocinar. - ella asiente y coje el plato.

- Ana ya podrás irte. - le digo en una sonrisa.

- Sinceramente me he estado pensando en si coger las vacaciones o no.

- ¿Por que? - le pregunto preocupada.

- No habrá nadie quien la cuide.- yo rio.

- Bobadas. Ana llevo más años de lo que crees cuidando de mi misma. Gracias por preocuparte pero te mereces un descanso y este es el mejor momento ya que Polly no está. - ella me mira dudosa y asiente.

- Cualquier cosa puede llamarme señorita Freya.

- Gracias.- le digo en una sonrisa.

- Recojo esto y me voy.- yo asiento y me levanto.

- Disfruta tus vacaciones Ana.

-Gracias.- me doy la vuelta y subo a mi habitación. Me echo en la cama y cierro los ojos. Llevo días sin dormir bien. Hoy iré a buscar un poco de mi mejor amiga para que me ayude. Bufo me doy la vuelta y lentamente me duermo.

...

Son las cuatro. He podido hacer una pequeña siesta. Me he cambiado y ya estoy recorriendo las calles frías de esta ciudad.

Me he encontrado con Pol, el que me vende las drogas. Me ha dado para pasar más de dos semanas servida. Camino dirección el Garrison. El aburrimiento me ha ganado. Entro y el olor a tabaco me rodea. Tomó asiento en la barra y me pido un Ron. Estoy metida en mis pensamientos hasta que escucho a alguien hablarme a mi oído.

- ¿Que hace una mujer tan guapa por aquí?- dice un chico medio boracho.

- Si no quieres que te meta este vaso por el culo, será mejor que me dejes en paz.- le digo sin mirarle.

- Si que tienes carácter, ahora me gustas más...- se tambalea y me agarra del brazo. Sin darme cuenta mi cuerpo reacciona solo y lo deriva dejándome a mi encima de él apretándole contra el suelo.

- ¿Sigo gustándote?

- ¡Para, para que me haces daño. Siento haberte molestado!- dice en una expresión de dolor.

- A ver si aprendes a respetar las mujeres ¡Animal!- le digo levantándome y decidida a salir.

- Una gran demostración de tus habilidades.- dice James sentado a un lado de la barra. Yo me echo el pelo hacia atrás y me acomodo la ropa. No lo he vuelto a verlo des de aquella noche en la que me quede tontamente dormida en sus brazos. No digo nada y me dirijo a la salida.

- ¿Me vas a tratar como a un desconocido?- grita detrás de mi.

- Técnicamente lo eres. - digo deteniéndome y dándome la vuelta para encararlo.

- No tanto como para ignorarme.- dice llevándose el cigarrillo a la boca. - no respondo y me doy la vuelta para seguir mi camino. - Cuidado con lo que haces Freya.

- No me tutees. Para ti soy la señorita Freya. - me vuelvo a girar para mirarle antes de salir por la puerta.- Y no me digas lo que tengo que hacer.

- ¿Si no me vas a hacer otra demostración de tus habilidades?- dice en una media risa.

- ¿La necesitas?

- No, no, me ha quedado claro... - dice divertido antes de darse la vuelta, coger su abrigo y ponérselo.- Vamos.- dice adelantándome.

- ¿Vamos?- le digo cogiéndole del brazo.

- Si. ¿No te ha dicho Polly que estaré contigo estos días?

- No, no. Yo estoy muy bien sola.

- Me da lo mismo. Yo solo cumplo lo que me ha pedido Polly. - dice retomando el camino.

- James, he dicho que no.- digo volviendo a llamar su atención.

- No... No me tutees. Para ti soy el señor James. Vamos.- dice saliendo y dejándome con las palabras en la boca.












...

Fallen - Peaky Blinder-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora