XXVII

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Llevo todo el día en el teatro y he disfrutado plenamente de todas las horas que he sido 'profesora'.

- Profesora! El director la busca- grita un niño detrás de mi.

- Gracias, ahora voy.- le digo sonriendo dejando la taza de café en el escritorio. Me levanto y el peso de la realidad vuelve a mi. Cada paso es más firme que el anterior. Me detengo unos segundos antes de llamar a la puerta.

- Adelante! - me introduzco con firmeza y tomo asiento. - Esta usted estupenda, como siempre.

- Gracias.

- Hemos resuelto el problema del día de la presentación- su voz no cambia de tono, sigue siendo la misma que la de un vendedor eufórico.

- ¿De quien se trata?

- Aún no lo sabemos.

- Eso es imposible, han pasado tres días.

- Seguimos sin saberlo. - ¿acaso se creen que soy tan estúpida? Esto me está dando malas vibras.

- Novedades.- le contesto fríamente.

- Aqui tienes el informe.- dice dándome un sobre sellado sin abrir. - Ya sabes el procedimiento.

-Si...- me echo el pelo hacia atrás y me levanto.- voy a ponerme en ello si no hay nada más...-

- Es todo. - dice con una alegre y exagerada sonrisa. Asiento y salgo del despacho con los pulmones en la garganta.

...

El reloj marca las once y media. Suelto un pesado suspiro y me dirijo a la hoguera. Enciendo un cigarrillo y calo del profundamente. Observo el informe y lo lanzó al fuego. Mi vista permanece impaciente por su desaparición. Estoy cansada... muy cansada. Me rasco los ojos, suspiro, tiro lo que me queda del cigarrillo y cojo el abrigo. Salgo de la oficina y recorro el oscuro pasillo mientras me coloco los guantes y el abrigo.

Salgo por la puerta trasera y observando el perímetro me pongo en marcha. La soledad y la oscuridad de las calles me traen tristes recuerdos.

El trayecto ha sido largo pero he logrado despejar un poco me mente. Me detengo delante del hotel y subo las escaleras resonando mis tacones.

-Buenas noches señorita Charlotte.- me dice el hombre anciano con una amable sonrisa.

-Buenas noches.-me acerco a él para apoyarme en el mostrador al notar el fuerte dolor de cabeza. - ¿me harías el favor de subirme algo para cenar? - hoy no he podido comer nada con todo el trabajo y los nervios.

- Por supuesto.

-Gracias, me muero de hambre.- le sonrió y me giro.

-Por cierto, tiene vista.

-Como? -me vuelvo a girar preocupada.

-Tranquila...es el señor Shelby, insistió mucho.- su respuesta no me relaja del todo, no estoy con las fuerzas suficientes como para dialogar con Thomas.

-Entiendo...pues no lo haré esperar más.- subo por las escaleras, me dirijo a mi puerta, meto la llave y apoyo mi cabeza antes de abrir. Lo diviso parado mirando por la ventana pero al escucharme dirige su mirada hacia mi. Me deshago de los tacones y me quito el abrigo.

-¿Podrías apartarte de la ventana?- le digo acercándome y arrugando la frente. Cierro las cortinas y me giro para quedar enfrente de el.

- Te ves cansada.- dice después de un corto silencio.

-Ha sido un día largo.- suelto un suspiro y me aparto el flequillo- ¿que haces aquí?

- Estaba preocupado.- siento un tono de tristeza en su voz.

Fallen - Peaky Blinder-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora