18. Tomando las riendas

3.1K 298 47
                                    

Sí, teníamos que hablar, por eso estoy en una cafetería esperándolo con el corazón bombeando fuerte contra mi pecho. Estoy nerviosa, como si fuera la primera vez que lo veo, como si fuera una jodida cita con mi crush. Ni siquiera tengo un crush ahora mismo. El enamoramiento o enchochamiento que tenía por Levi se ha ido poco a poco y ahora mismo no tengo a nadie en mi punto de mira porque necesito paz mental; aunque no sé si ver a Ethan hoy me traerá esa paz.

Apenas hay gente en la cafetería y lo agradezco, también agradezco que él haya venido a Notre Dame para no tener que desplazarme. Había una gran parte de mí que sabía que ese niño no era de él, pero había otra que me hacía desconfiar solo por si acaso, para que el golpe no fuera demasiado fuerte. Las redes sociales están que arden —según Eric—, ya que yo me eliminé mis redes sociales hará unos meses y no quiero saber nada de ellas por ahora.

Imagino que esa chica ha engañado a todo el mundo porque ningún manager le hubiera dejado seguir con el suicidio social que estaba cometiendo. Siempre me gusta llegar temprano a los sitios, al menos ahora, claro. Mi puntualidad mejora con los años.

No he vuelto a tener ningún acercamiento con Dave y tengo una entrevista de trabajo mañana. Creo que me vendrá bien salir del bar y tener una vida nueva.

La puerta de la cafetería se abre y alzo mi mirada para encontrarme con él. Su altura siempre impone a todo el mundo y a mí también, para que voy a engañarme. Me he sentado alejada de las cristaleras y no me hace falta levantar mi mano para llamar su atención porque ya sus piernas dan largas zancadas hasta estar a mi lado.

— Paris.

No supero cuando mi nombre sale de entre sus labios.

— Ethan.

Él se agacha y se acerca a mí. Me da un pequeño abrazo y cierro mis ojos los dos segundos que dura el acercamiento. Huele bien, muy bien. Se separa y se sienta en la silla que hay en frente.

— Estás muy guapa.

— Gracias. Tú... Tú estás más fuerte —me fijo en el tamaño de sus bíceps.

— Gracias —una suave risa sale de su garganta—, me alegro de que te hayas fijado.

La señora a la que le he dicho que estaba esperando a alguien se acerca y no tarda en apuntar en su libreta dos cafés. Su pelo va peinado hacia atrás y sus pectorales aprietan la camiseta. Lo veo cambiado, no sé si es su mirada o el aspecto o...

— ¿Cómo has estado? —Pregunta juntando sus manos encima de la pequeña mesa.

— Bien, he estado bien. Te veo genial, Ethan, no sabes lo que me alegro.

— Tu hermano me amenazó con cortarme las piernas si contactaba contigo, imaginé que fue lo mejor pero nunca pude darte las gracias por quedarte conmigo en el hospital.

— No tienes que darlas.

Niego con la cabeza. Connor... Entiendo que mi hermano no quiera que contactemos, pero Ethan tiene que empezar a tomar sus propias decisiones.

— Sé lo que estás pensando. Connor es como mi hermano, Paris, no contacté contigo antes porque tenía que solucionar primero lo del bebé.

— Lo entiendo.

Ethan retira los brazos de la mesa cuando la camarera nos trae los cafés y le sonríe con agradecimiento. Abre el sobre de azúcar y echa la mitad del contenido dentro para después removerlo con cuidado.

— Bueno, cuéntame algo sobre ti —me mira.

— He vuelto a trabajar en el restaurante de Dave —me encojo de hombros—. Mañana tengo una entrevista de trabajo y... Poco más.

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora