23; Hormonas

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Espero sentada en las escaleras del porche de casa a que el coche de Levi aparezca. El tiempo está mejorando por días y no hace falta que lleve tanta ropa, por lo que solo llevo un abrigo. Enseño mis tobillos debido a que los pantalones me quedan largos y he tenido que doblar el bajo.

Sostengo mi móvil en la mano y miro el fondo de pantalla, una foto con Eric. Sonrío de lado al recordar cómo se puso cuando le conté que había tenido una sesión de besos con Dave. Tuve que controlarlo para que no empezara a organizar una boda.

El coche de Levi aparece y me levanto del escalón con el corazón latiéndome con fuerza. Nunca he estado a solas con Levi. Nunca he hecho nada con él y ahora, me había pedido ayuda para organizarle una fiesta sorpresa a Connor.

Abro la puerta de su coche y no tardo en subirme.

— Hola —lo saludo.

— Hola, siento haber hecho que pierdas clases.

— No me preocupa —me pongo el cinturón—. De todos modos, iba a volver para el cumple de Connor. Ya sabes que mi madre siempre hace su tarta especial.

— Lo sé —lo veo sonreír de lado—. ¿Cuántos chicos del equipo vienen al final?

— Trece, no sé dónde meteremos a tanta gente, pero seguro que mi madre consigue acoplarnos a todos en casa.

— Bueno, es tu decisión. No sé si es buena idea invitar al equipo que se lió a golpes con Indiana.

— ¡Levi! —Me río— ¿A qué viene eso? Son buenos chicos, lo prometo, no habrá ningún problema.

Levi me mira con una pequeña sonrisa en su rostro y vuelve a mirar hacia delante.

— No me imagino a los chicos del equipo durmiendo en tu casa.

Yo tampoco. Es como una fantasía sexual. Chicos sexys repartidos por las habitaciones de mi casa. Vamos a organizarle algo en el bar de Roukers. Él nos ha cedido un espacio para nosotros y ahora vamos a comprar los adornos.

El alcohol lo pondría Roukers, siempre que nosotros pagásemos, claro. Levi aparca y no tardo en quitarme el cinturón y bajarme. Cojo un carro cuando entro en el supermercado y el rubio saca su teléfono para ver la lista que le he enviado.

— Roukers dice que deberíamos poner nosotros las cervezas, es lo que más bebemos —dice mirando la pantalla de su teléfono.

— Bien, ¿le diste el dinero?

— Sí, tira por aquí —guía el carro por una de las calles y miro hacia el frente mientras él sigue con su teléfono.

También tenemos que comprar los ingredientes para hacer el típico pastel de mamá. Ella le ha enviado los ingredientes y ahora lo estamos comprando. Ambos vamos en silencio mientras él mete cosas en el carro.

— ¿Por qué no ha venido alguna de las chicas? —Me atrevo a preguntar.

— Porque la intensidad de Agnes me da dolor de cabeza, Sienna está trabajando, apenas conozco a Renee y Kora no se separa de su nuevo novio —mete cerveza en el carro—. ¿He contestado a tu pregunta? —sus ojos chocan con los míos y asiento.

Sincero a más no poder.

— Me alegra caerte bien entonces —murmuro.

— Sí, tienes suerte —mete más cerveza en el carro y me pregunto si podré girarlo en la próxima calle o tendrá que llevarlo él esta vez.

Me niego a que él lo lleve cuando se da cuenta de que pesa demasiado, pero me niego a que lo haga porque "yo puedo". Me llama cabezota y sé que lo soy, por lo que no es nada nuevo.

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora