30; ¿A quién estás mirando?

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Miro a Ethan, que mira a su alrededor y su mirada se termina encontrando con la mía, por lo menos no me he quedado sola.

Él coge mi mano y tira de mi hacia la barra. Tengo que tirar un poco de su mano para que no vaya tan rápido porque apenas puedo andar ya con los tacones.

Me apoyo en la barra a su lado y lo veo pedir algo, no sé el qué, pero sé que ha pedido dos porque ha levantado sus dedos. Estoy a punto de mandar los tacones a freír espárragos cuando un vaso pequeño se pone frente a mí.

Miro a Ethan y este levanta el suyo. Bueno, por lo menos está pagando él, ya que ahora mismo no sabría ni coger la cartera. Cojo el vaso y lo choco con el suyo. El líquido pasa por mi garganta y carraspeo cuando empieza a quemarme.

— ¿Bailamos? —Pregunta.

¿Bailar?

No me da tiempo a contestar cuando él está tirando de mí hacia el tumulto de gente. No me importa no saber dónde están los demás porque no estoy sola, así que, ya que no hay nadie que pueda vernos, aprovecho y bailo con él.

Su mano no suelta la mía y todo el mundo ovaciona la canción que acaban de poner. No la conozco. Ethan pone una de mis manos en su hombro y me acerco a él, pero no mucho.

Hay un espacio entre nosotros y sus manos se ponen en mis caderas. Me siento tímida a pesar del alcohol. No es la primera vez que bailo con él pero es diferente ahora, muy diferente, por lo que no lo miro mucho, aunque para mirarlo tengo que echar un poco mi cabeza hacia atrás y alzar la mirada.

Nuestros cuerpos se mueven al ritmo de la canción mientras escucho la letra.

"No puedo dormir sin ti, no quiero soñar contigo. Desearía tener tus brazos a mi alrededor".

Él me da la vuelta y mi espalda se pega a su pecho. Sus manos se ponen en mis caderas y las mías se ponen encima de las suyas mientras mi corazón late desbordado contra mi pecho.

Hace calor, demasiada, estoy ardiendo y lo que necesito es tirarme a una piscina, sobre todo cuando nuestros cuerpos se mueven en sintonía al ritmo de la canción y lo siento.

Siento que esto va a volverme loca de un momento a otro y solo estamos bailando. Muevo mi cintura contra él y cierro los ojos. Dejo sus manos y las subo hacia su cuello.

Ethan deja un beso cerca de mi oreja y sigo moviéndome junto a él mientras sus manos pasan por mi abdomen.

Alzo mi rostro, buscando el suyo entre la oscuridad, solo nos hace falta una mirada para comprobar lo que queremos. Sus labios se posan sobre los míos y disfruto de la suavidad de sus labios y de cómo besa.

Me giro para estar más cómoda y Ethan coloca sus manos en mi cintura mientras yo paso los brazos por su cuello y lo acerco más a mí.

Nos devoramos, literalmente. Nos deseamos, está comprobado, no necesito pensarlo más, ni tampoco necesito más pruebas.

Nuestras lenguas se enzarzan en un baile sin fin y nuestros labios chocan como si el mundo se fuera a acabar ahora y este fuera nuestro último beso.

Mi bolso vibra y lo ignoro porque quiero seguir besándolo. Quiero que pase sus manos por todo mi cuerpo y cese la necesidad y el calor que siento ahora.

El bolso vuelve a vibrar y tengo que dejar de besarlo para sacar el móvil y ver quién me interrumpe en este momento: Sienna.

Le cuelgo porque no es el momento, pero el DJ anuncia que queda poco para que cierren. Sienna vuelve a llamarme y acepto la llamada.

No, no se han olvidado de nosotros, resulta que me dijeron que se irían pero una vez fuera no podían volver a entrar y yo nunca salí, así que, me llamaron mil veces pero no contesté y están esperándome en el hotel.

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora