22. Antes de llover...

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Miro los numerosos vestidos de novia que hay en la tienda y Eric se pone a mi lado. La mayoría son preciosos y sinceramente no puedo ni siquiera imaginarme en uno de ellos.

Ethan está en Washington, conociendo al presidente, y yo estoy enamorándome de cada vestido de novia que veo.

— Chicos, ya sale.

La madre de Pyper nos avisa y no tardamos en acercarnos al pequeño sofá en el que ella está sentada junto a la abuela de mi amiga.

Ella sale del probador y una sonrisa tira de la comisura de mis labios al verla vestida de blanco. El vestido se ajusta a su delgado cuerpo y como es alta, le favorece aún más.

Su sonrisa es tan radiante que podría iluminar ahora mismo Notre Dame entero. Miro a Eric, que me mira con tristeza y orgullo porque nuestra amiga se va a casar.

— ¿Y bien? —Me pregunta ella.

— Estás preciosa —decimos Eric y yo a la vez.

La mamá se levanta y mira a su hija de cerca. Es el primero que se prueba y probablemente me gustarán absolutamente todos.

— Ese chico tiene mucha suerte —dice su abuela.

— Yo también tengo suerte de tenerlo a él, abuela —responde ella— Estoy preguntando sobre el vestido.

Veo a la abuela secarse las lágrimas con un pañuelo y asiente. — Eres una princesa, cariño, me gusta.

Mira a su madre que hace una mueca, no le convence.

— Este no es el que más me gusta —dice Pyper—, solo quería ir abriendo el estómago. Ahora viene el bueno.

Se despide ayudada por la dependienta y miro a su madre, que trae una cara descontenta.

— El vestido era genial —le digo— Que no le guste que su hija se case no significa que le tenga que decir que no le gusta como le queda.

— Ese chico sigue sin convencerme, Paris. Además, ni siquiera lleva el tiempo suficiente con él.

— Creo que no somos quién para medir los tiempos de las relaciones de otra persona. Joe es un buen chico, se lo aseguro y la hace feliz. ¿Dónde está el problema?

— El problema es que ella no quería que se casara con un Yankee —dice su abuela.

Vaya. Miro a Eric sorprendida y veo que este tienes las cejas igual de levantadas que yo. Eso sí que no me lo esperaba.

— Joe es un cacho de pan —dice esta vez mi amigo— y se ha ganado estar con su hija, créame.

Pyper sale con una sonrisa más ancha que la anterior y todos sabemos que ese es su vestido. Tiene unos finos tirantes de encaje y el escote es en forma de corazón. Se ajusta a su cuerpo hasta su cintura, donde el vestido es de vuelo. La tela brilla, ella brilla y todo el mundo se queda con la boca abierta cuando ella da una vuelta sobre si misma y luego nos mira.

— Es este.

Sí, es ese.

A ella le queda bien todo, por lo que no me sorprende que haya encontrado su vestido de novia rápido y, aunque le preguntan si quiere seguir probándose vestidos, ella se niega porque ha encontrado el suyo. Su abuela y su madre están de acuerdos y a nosotros solo nos falta ponernos a llorar.

Pyper está decidida a comprar ese vestido y nosotros la esperamos fuera mientras le cuento a Eric que con Ethan me va de maravilla.

— Me alegro que os vaya bien. Ya era hora de que Ethan sacase la cabeza de su culo.

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