28; Nervios

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Me paseo de un lado a otro fuera de los vestuarios intentando mantener la calma y no irme corriendo y gritando como una loca. No sé lo que está pasando pero la situación me da dolor de barriga porque es raro, todo es muy raro pero yo también quería besarlo. ¡Yo también lo he besado! Y no estaba borracha en ese momento, así que, el beso en casa no fue porque estaba borracha, que también, pero quería hacerlo.

No, nunca me he fijado en el capitán del equipo, sí, está jodidamente caliente y me gusta. Sigo caminando de un lado a otro intentando no entrar en una crisis cuando me giro y lo veo allí. Grito y él se sobresalta. Levanto mis manos temblorosas y sonrío nerviosa.

— Me has asustado.

— ¿Estás bien? —Pregunta frunciendo un poco el ceño.

— Tengo que irme, es... joder —retrocedo—. Eric, me necesita y es mi amigo —sigo retrocediendo—. Los amigos son muy importantes, pero que mucho. Podemos hablar después. Esta noche —lo señalo—, a las ocho. Bien, bien —me giro y empiezo a caminar rápido por el pasillo para quitarme de su vista.

Corro prácticamente por los pasillos con el móvil en mi mano y le envío un audio a Eric.

— Te necesito en los baños del tercer piso ya. Código morado.

¿Qué es un código morado? Es cuando alguno de los dos está al borde del cataclismo y necesita urgentemente ayuda. Subo las escaleras esquivando a la gente y llego al baño con el pulmón casi en la boca porque eso de subir escaleras no es lo mío. Me recojo mi pelo en una coleta y abro el grifo. Mojo mis manos y las paso por mi nuca en un intento desesperado de calmarme y dejar de temblar. No he dejado de hacerlo desde que me besó.

— ¡Joder! —Escucho la voz de Eric y me giro— ¿Qué ha pasado para que me hagas subir tres pisos corriendo?

Lo veo aparecer y este alza sus manos y me mira esperando que diga algo, lo único que puedo hacer es poner mi mano en la frente y negar con la cabeza innumerables veces.

— He vuelto a besarme con Ethan.

— ¡¿Qué?! ¿En qué momento? ¿Dónde?

— En los vestuarios y el entrenador nos ha pillado —hablo rápido—. Bueno, no exactamente pero me he escondido y mi bolso estaba allí y claro, no es tonto, que podría serlo porque se supone que los guapos suelen ser tontos pero no, este no.

— Eh, eh, eh —Eric pone sus manos en mis hombros—. Relájate porque no me he enterado de una mierda.

— Eric.

— Paris, ¿por qué estás siendo tan dramática? Es Ethan, el cachito de pan caliente, ni que te hubieras liado con Terry, el que se sienta en primera fila en clase, pobre chico.

— Lo sé, lo sé —me separo de él y me apoyo en el lavabo—. Es... hace unos meses esto ni siquiera se me pasaba por la cabeza Eric, he pasado de estar viendo series en Netflix a casi tener mi propia serie. Además, Ethan es amigo de Connor.

— ¿Y? Mejor, ya no tienes que presentárselo a tu hermano.

— No sé cómo va a tomárselo, aunque a lo mejor ni siquiera Ethan quiere algo conmigo y estoy pensando demasiado —me río.

— ¿Y por qué te besaría?

Abro la boca y la cierro porque no encuentro un motivo. — No puedo evitar pensar demasiado.

— Todo el mundo piensa demasiado. Escucha, habla con él, aclara todo esto. Así podrás dejar de temblar y pensar tanto. Además, no te conviene tener novio ahora, nos vamos a Miami y ya sabemos cuántos chicos calientes hay allí, ¿verdad?

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora