12; La bruja avería

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Respiro hondo y me armo de fuerza para enfrentarme a Heidi. No puedo fingir más. No puedo ver como Ethan cree que Heidi le es fiel. He estado pensando en esto desde la conversación con Ethan.

Voy a la cocina y la veo tomándose un café. Su pelo rubio está recogido en una coleta y hablo.

— Tienes que parar —le digo a Heidi—. Ethan sospecha algo.

— No sospecha nada. Estás paranoica —se ríe y mueve su mano con desdén.

— Me lo dijo ayer —me cruzo de brazos—. Se acabó, Heidi. Voy a dejarlo.

— ¿A dejarlo? ¿El qué? ¿Vas a dejar de meter la lengua en la boca de Dave cuando tienes oportunidad?

Frunzo mi ceño y dejo caer mis brazos a ambos lados de mi cuerpo.

— ¡Fingía ser su novia! Tú —la señalo— me metiste en esto. Ethan no se merece lo que le estás haciendo.

— ¿Tú vas a venir a hablarme de ética y moral? —Suelta una risa sarcástica y quiero estamparle la taza en la cara.

— ¡¿Cómo puedes tener la cara tan dura?! —Alzo la voz.

— ¡¿Por qué diablos te metes en mi vida?!

— Tú me metiste.

— ¿Sabes cuál es tu jodido problema, Paris? ¡Nadie te quiere! ¡No le gustas a nadie! Eres la hermana fea del quarterback que intenta caerle bien a todo el mundo. ¿Por qué crees que la gente te saluda? ¡Por Connor! No eres más que su sombra.

Abro la boca para decir algo pero ella me calla: — ¿Te crees que yendo a todos los entrenamientos algún chico del equipo se fijará en ti? ¿Crees que Ethan lo hará? —Se ríe. Ella se ríe. Está aplastándome y no soy capaz de decir nada—. Sé que te dio coraje que él se fijara en mí y no en ti. ¡Supéralo, Paris!

Ha dolido. Sus palabras se clavan como dagas en mi pecho porque todo lo que dice puede que sea verdad.

— Si no quieres a Ethan, déjalo. Voy a decírselo como no lo hagas.

Es la única manera que tengo de defenderme porque no está en mi naturaleza meterme con la gente. Puedo decír muchas cosas sobre ella y sus raros ojos, pero no lo hago.

— Y yo voy a decirle a Connor lo de la marihuana.

— No te molestes, voy a contárselo yo —me giro y cuando estoy en la puerta de la cocina, ella habla.

— ¿Y crees que te creerá? ¿Crees que Dave se pondrá de tu parte? Él no va a decir la verdad. Está saliendo conmigo, no contigo. Por si lo habías olvidado.

— Es suficiente —la voz de Elsa hace que levante la mirada y la vea frente a mí.

Su mirada seria hacia Heidi hace que la rubia se calle y yo pueda salir de allí con un nudo en el pecho. Esquivo a Julie por el pasillo, que intenta pararme, y salgo de casa cuando cojo el abrigo.

Voy pisando fuerte por donde paso y me siento enfadada y triste al mismo tiempo. Debería de haberle contestado como se merecía y mi cabeza me lo reprocha una, otra y otra vez.

Sé que debo comprar los cafés. Sé que Eric me está esperando muerto de frío en las gradas. Lo llamo, innumerables veces porque lo que menos quiero es estar en el jodido entrenamiento. No quiero ver a nadie. No quiero que nadie me vea porque me siento hundida y humillada.

Heidi ha conseguido en cinco minutos desmontarme toda mi vida. Todo lo que creí que era, cómo me veía la gente... se ha ido.

Me resbalo antes de entrar en el recinto y camino a toda velocidad hasta las escaleras de las gradas. Me duele la cabeza y un sudor frío empieza a recorrerme la nuca. Mi amigo me mira con el ceño fruncido cuando me acerco. Su vista está en mis manos.

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora