3; Auxilio, me desmayo

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El corazón bombea fuerte contra mi pecho mientras mis neuronas se chocan unas contra otras pensando en qué hacer para que Ethan no descubra a Dave y Heidi en esa situación. Me estreso tanto en dos segundos que un sudor frío recorre mi nuca y creo que voy a perder el conocimiento de un momento a otro.

— ¡Ethan! —Alzo la voz y me giro—. Creo que me voy a desmayar —me echo sobre él y no le queda más remedio que aguantarme por debajo de mis axilas.

— Eh, Paris —dice—. ¿Estás bien? Paris —me llama pero no respondo.

— Puede ser una de sus bajadas de tensión —escucho la voz de Heidi.

— Deja que te ayude —escucho la voz de Dave y sigo dejando mi cuerpo flácido y sin fuerza para que esos chicos con músculos me carguen.

No tardo en estar en brazos desconocidos y escucho a Heidi decir que pueden llevarme a mi cama. Huelo el perfume de Dave y puede ser que lo que le atraiga a mi amiga sea eso, porque huele muy bien. Cuando siento el mullido colchón bajo mi cuerpo, abro un poco mis ojos y Dave me levanta las piernas por orden de Heidi.

— ¿Estás bien? —Pregunta Ethan— Me has asustado.

— Estoy bien —murmuro.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta Ethan a Dave.

Heidi es la que va a desmayarse ahora mientras Dave tiene toda la atención de Ethan.

— He venido a verla —dice—. Da la casualidad de que o no está, o está contigo.

— ¿No lo habíais dejado? —Pregunta el castaño.

— ¿Qué? —Pregunta Heidi— ¿Por qué no me he enterado de eso? —Me mira.

— Creo que Dave y yo necesitamos hablar, por favor.

— ¿Estás mejor? —Pregunta Ethan mirándome preocupado.

Asiento y nos dejan solos en la habitación bajo la mirada sospechosa de Ethan. Me siento en la cama cuando cierran la puerta y Dave frota su rostro, exasperado. Camina de un lado a otro de la habitación mientras yo me relajo.

— Deberías avisarme que hemos roto —dice.

— Se supone que rompíamos después de esa "cita" —hago las comillas con mis dedos.

— ¿Qué mierda hace aquí? O no viene nunca o viene todos los malditos días —gruñe en voz baja.

— Es su novio, genio. Puede venir cuando quiera. La cuestión es: ¿Qué haces tú aquí? Deberías venir los primeros días de la semana. Quizás sospeche algo y por eso viene más.

— ¿Sospechar? —Dave junta sus labios en una fina línea y mira hacia la puerta— Lo dudo. Se comportaría diferente.

— Si yo me entero que mi novio me está siendo infiel, lo que menos haría sería eso —señalo a la puerta.

— ¿Y qué harías?

— Matarlo, por supuesto —rasco un lateral de mi cabeza—, pero enserio, tienes que dejar de venir, o tienes que esconderte cuando el venga o qué se yo. Es bastante sospechoso que te haya encontrado ya dos veces aquí y yo no sea tu compañía.

Dave se acerca a mí cuando llaman a la puerta y su mano se pone en mi nuca, tirando hacia él y chocando sus labios suaves y calientes con los míos. Dejo de respirar y me quedo con los ojos abiertos sin poder reaccionar. Dave se separa cuando la puerta se abre y aún con nuestros rostros a centímetros miramos a Heidi, que nos mira con una ceja alzada. Ethan está detrás y no está sonriendo. Trago saliva y Dave se separa de mí.

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora