51; Salidas que traen problemas.

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Salto a los brazos de Ethan y lo abrazo con fuerza. Es temprano porque quiero aprovechar todo su día libre con él. Lo beso y él nos mete dentro de su pequeño piso.

— ¿Has ordenado todo antes de que llegase? —Le pregunto con una sonrisa.

— Has acertado —deja un pequeño beso en mis labios— ¿Has desayunado? —Niego con la cabeza— Yo tampoco.

— Quiero tortitas.

— Tortitas serán.

Me deja sentada encima de la encimera y me quito el abrigo y el bolso, dejándolo a un lado. Ethan pasa una mano por su pelo corto y abre el frigorífico para coger todo lo necesario.

— No te acostumbras a tener el pelo corto, ¿no?

— No —me mira y me sonríe.

— ¿Debería cortarme yo el pelo? —Pregunto cogiendo un largo mechón de pelo.

— No lo hagas —se acerca a mí y me besa de nuevo—. Te he echado de menos.

— Yo también a ti.

— Cuéntame que tal la universidad.

— Pues... Va bien, todo va bien. Cómo siempre. Me da pereza levantarme por las mañanas, Eric sigue con Lucas y el trabajo va bien.

— ¿Tu jefe se porta bien contigo?

— Sí —me apresuro a decir—, es genial, y mis compañeros también.

— Eso está bien.

— ¿Cómo te va en el equipo?

— Bien, ahora hacen que me sienta un poco más integrado —suspira—. No está siendo fácil.

Junto mis labios en una fina línea cuando la batidora empieza a funcionar. Sé que lo ha pasado mal y lo está pasando mal. Todos los demás jugadores son profesionales y él es el novato. Las cámaras lo siguen a todas partes, los aficionados tienen esperanzas puestas sobre él y los veteranos del equipo temen que él les quite el puesto.

Tiene que dar una imagen de chico centrado en el deporte y rodearse de gente importante e influyente. La modelo con la que sale es su relaciones públicas. Gracias a ella está entrando poco a poco en ese mundo.

Parpadeo un par de veces cuando él me llama y asiento a lo que me dice aunque no le estoy prestando mucha atención.

Sabíamos que esto no sería fácil. Pero... ¿Rendirnos? No.

— Algún día iré a comer al restaurante donde trabajas.

Reacciono. — ¿Qué? No.

—  ¿Por qué? —Pregunta frunciendo el ceño levemente.

— No es bonito que vayas a comer y yo te sirva —me encojo de hombros y miro hacia la puerta de su frigorífico donde tiene puesta una foto conmigo, la primera vez que fuimos a pescar y una con los chicos del equipo de Indiana aún cuando estaba en la universidad.

— Tienes razón —pone una tortita en el plato—. ¿Qué te apetece hacer hoy?

— No podemos salir, imagino.

Ethan hace un mohín y niega con la cabeza. Suelta un largo y pesado suspiro y sigue haciendo tortitas. Está cansado de esto y yo también.

— ¿Maratón de Harry Potter? ¿Tienes palomitas?

— Sí, me parece buena idea —sonríe un poco.

Me quedo callada y miro la cocina. No puedo evitar preguntarme si ella ha estado aquí con él, pero muevo mi cabeza de lado a lado para despejar esos pensamientos que no llevan a nada bueno.

VERSUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora