Aporreo con mis nudillos la puerta de Connor y cuando se abre, lo empujo para que entre en la habitación. Tiro el bolso al suelo y mi hermano me mira como si estuviera loca. Cuando ve que tengo los ojos rojos, su mirada cambia a una de preocupación.
— ¿Qué te ha pasado?
— ¡Sabías dónde estaba papá! ¡Incluso hablaste con él!
Connor se queda callado. Su mandíbula se aprieta y espero a que hable. Estoy tan enfadada que siento que voy a explotar de un momento a otro.
— ¿Qué coño has hecho?
— Ir a buscarlo, lo mismo que hiciste tú —lo señalo con mi dedo—. Fuiste a buscarlo y no me lo contaste.
— ¿Para qué iba a contártelo? ¡No valía la pena! No quería hacerte daño, estabas bien sin saber nada de esto.
— ¡Podrías haber evitado que hiciese la tonta frente a su perfecta familia!
— ¡Has hecho la tonta porque tú has querido!
— Quería respuestas.
— ¿Respuestas de un hombre que nos abandonó? ¿Un hombre que hizo llorar a mamá? Nos dejó por otra familia, Paris. ¡No le importamos una mierda!
Mi labio inferior se curva hacia abajo y escucho la puerta de la habitación pero no me giro para ver quién es.
— ¿Qué pensabas? ¿Que iba a abrirte los brazos? ¿Que se iba a arrepentir de lo que hizo? ¡¿En qué mierda de mundo vives?!
— ¡¿Y para qué fuiste tú?! —Mi voz se quiebra.
— Para volver a demostrarme que era un mierda de hombre —gruñe. Me mantengo firme frente a él— No nos quiere, nunca lo ha hecho. No hay una explicación del por qué se fue, del por qué no quiere saber nada de nosotros. Simplemente, no nos quería.
Lo sé. Pero muy en el fondo esperaba otra explicación. Una que no doliera tanto porque que tu padre no te quiera, duele. Connor vuelve a abrir la boca pero Ethan lo interrumpe. — Connor, creo que es suficiente.
Mi hermano me mira. No puedo descifrar su mirada, pero sé que hay algo más porque se acerca a mí y su rostro se pone frente al mío.
— Al final del día, todas las personas terminan decepcionándonos, deberías hacerte a ello.
— Connor —Ethan vuelve a hablar y mi hermano se pone recto.
Escucho como sus pisadas se alejan mientras siento una punzada en mi pecho. Duele. Yo no vivo en un mundo de color de rosa, pero había un atisbo de esperanza en mi corazón que ya no está.
— Paris... —La voz suave de Ethan hace que parpadee un par de veces y respire hondo.
— Ahora me voy, solo... Dame un momento.
— No te estoy echando —una mano se coloca en mi hombro y paso la lengua por mis labios intentando canalizar el dolor—. No le eches cuenta a tu hermano —dice poniéndose frente a mí—. Lo de Lucy no ha salido como él esperaba y lleva unos días insoportable.
Levanto mi rostro un poco para encontrarme con sus ojos bondadosos. Sí, todo el mundo te decepciona alguna vez.
— Ha sido duro —intento relajarme porque estoy enfadada y decepcionada.
— Lo sé —pone una mano en mi hombro—, pero lo que Connor menos quiere es que sufras, por eso no te dijo nada. Fue a lo mismo que tú, a pedirle explicaciones, a decirle que sus dos hijos están en la Universidad y que les va bien, que tu madre hizo un buen trabajo.
Agacho mi mirada y él aprieta mi hombro, intentando reconfortarme. La presión en mi pecho no cesa y me siento mal.
— Tiene dos hijos, Ethan —me siento en el borde de la cama de Connor—. Una de ellas tiene casi mi edad. ¿Sabes lo que eso significa? —Pregunto en un susurro—. Estuvo engañando a mamá —Ethan se sienta a mi lado y suspira pesadamente— Tiene una casa grande y bonita —mi labio inferior se curva hacia abajo—. No lo entiendo.
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VERSUS
Teen FictionTu paso por la Universidad siempre marca un punto importante en tu vida. Hacer nuevos amigos, ir a fiestas, quedarse dormida en clase, animar al equipo en los partidos de fútbol y conocer demasiado bien al amante de tu amiga. Paris Duch no se imagi...