Llevo un vestido celeste con escote en forma de corazón. Está ajustado hasta mi cintura y luego cae, en vuelo. Me siento como una princesa y Ethan no ha dejado de mirarme mientras me estaba arreglando. La peluquera acaba de irse y yo me he maquillado porque puedo manejarme con el maquillaje, pero no con mi pelo.
— Ya está bien —le digo quitándole el teléfono de sus manos.
— Solo estoy tomándote fotos, estás preciosa.
Tiro su teléfono a la cama y lo señalo con mi dedo índice. Él sonríe abiertamente e intenta levantar mi vestido.
— Ethan —me río—. No. Vamos a llegar tarde.
— Algo rápido —batalla con mis manos porque estoy intentando que deje mi vestido tranquilo.
— Nada de algo rápido, tenemos que irnos.
— Dentro de media hora, nos da tiempo.
— No voy a bajarme la ropa interior para diez minutos.
— No te la tienes que bajar, simplemente yo —hace un movimiento con sus dedos para indicarme que solo la deslizaría hacia un lado.
Sostengo sus manos y lo miro con una ceja alzada.
— Nada de sexo ahora —digo.
— Nada de sexo ahora —repite.
— Muy bien, voy al baño.
— Me tienes un poco abandonado, Paris Duch —se echa un poco sobre la cama, apoyando su codo en el colchón.
Aún no se ha abrochado la camisa por completo y admito que se ve deseable y sexy y que no me importaría saltar sobre él ahora mismo aunque sea para quince minutos. Su pelo va perfectamente peinado, se ha afeitado y esos pantalones negros del traje le quedan jodidamente bien. ¿Lo mejor? Cómo las mangas de su camisa blanca se abrazan a sus musculosos bíceps.
— No te tengo abandonado, voy al baño —señalo la puerta y me meto dentro, cerrando el pestillo con mucho cuidado.
Tengo algo muy importante que hacer antes de la boda y antes de seguir acostándome con él porque no puedo con la incertidumbre. Me agacho en el mueble del baño y busco entre mis cosas lo que he estado ocultando desde ayer. No voy a dar muchos rodeos con esto, tengo un retraso de dos semanas y no sé si es porque estoy estresada o por aquella vez que no nos protegimos. No estaba protegiéndome con la píldora en ese entonces e incluso si lo estuviera haciendo, creo que el preservativo es demasiado importante para obviarlo, pero ese día del jacuzzi... Fuimos unos irresponsables.
Saco el predictor de donde estaba y lo abro con dedos temblorosos. Le he comentado a Eric que tengo un retraso y casi puso el grito en el cielo, por eso decidimos ir a comprar ayer un test de embarazo. Tengo miedo, estoy totalmente aterrada pero no voy a darle más vueltas, tengo que hacérmelo para poder quedarme tranquila o no.
Las protagonistas de mis libros favoritos probablemente le hubieran dado demasiadas vueltas al asunto, se hubieran mostrado raras y extrañas con sus maravillosos novios y me dejarían en vilo por ocho capítulos para saber si están embarazadas o no mientras me exaspero porque no hacen pis en el jodido palito.
Paris Duch no es así. Paris Duch es intensa y decidida y no puede vivir en la incertidumbre.
Cuando me hago la prueba, leo que tengo que quedarme unos minutos esperando a los resultados. Lo hago sentada en el borde de la bañera y miro a la puerta cerrada porque llevo quizás demasiado tiempo del necesario aquí y Ethan no va a tardar en extrañarse. Muevo mi pierna con nerviosismo mientras miro el predictor y los nudillos de Ethan en la puerta de madera me asustan y tiro el predictor, que cae en el inodoro
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VERSUS
Teen FictionTu paso por la Universidad siempre marca un punto importante en tu vida. Hacer nuevos amigos, ir a fiestas, quedarse dormida en clase, animar al equipo en los partidos de fútbol y conocer demasiado bien al amante de tu amiga. Paris Duch no se imagi...