En la vida siempre hay dilemas como diferenciar entre lo correcto e incorrecto, entre actuar con raciocinio o sentimentalismo, lo apropiado o lo inapropiado; sin embargo, nunca había tenido que debatirme antes porque era un hombre que siempre sabía...
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*******************ANDY*******************
Seguía sentando mientras golpeaba nerviosamente mi bolígrafo contra el escritorio, solo quería que Giselle cruzara esa puerta y podamos hablar, observé la hora, ya casi sería la hora de salida, me paré y me asomé por la puerta, Giselle había sacado un pequeño espejo de su bolso y así como su labial, estaba pintando sus labios, para luego sacar su perfume y echárselo, aclaré mi garganta y ella volteó a verme.
- ¿Giselle tienes un momento? – pregunté.
- Perdón, Sr. Barber, olvidé que debía ir a su oficina, pero el informe ya está listo – dijo extendiéndome la carpeta, la tomé – ya estaba de salida ¿el asunto por discutir es de suma importancia? – preguntó sin mostrar ni una sola pizca de nerviosismo.
- Es referente a lo que pasó hoy entre usted y yo en el baño de mi oficina, realmente quería decirle que...
- No es necesario discutir sobre eso, Sr. Barber, pido disculpas por lo ocurrido y le aseguro que no volverá a pasar.
- No eres la única que cruzó el límite, Giselle – dije acercándome más a ella, retrocedió en su asiento – tú y yo...
- Sr. Barber, por favor, no es necesario.
- Para mí, sí es necesario, Giselle, no quiero que nada altere nuestra relación laboral, yo me siento muy cómodo contigo, me siento a gusto estando a tu lado, y créeme que eso es difícil – dije mientras seguía viéndola fijamente, ella se quedó en silencio, me di la media vuelta para volver a entrar a mi despacho.
- Para mí igual, Andy – dijo, volteé a verla.
- Giselle – dije, ella se acercó a mí.
- Andy – me dijo, por unos breves segundos ambos seguimos manteniendo el contacto visual y en una sincronización perfecta, ella tomó mi rostro y yo la jalé de la cintura para besarnos entrando a mi oficina, cerré la puerta tras ella y la pegué contra ella, sabía que si solo la besaba una vez sería suficiente para que esto se saliera de control, mis manos recorrían la figura de su cuerpo que aún recordaba.
- ¿Giselle? – oímos la voz de Nick, nos separamos, ahora ella me hizo una seña de silencio y rápidamente limpió las comisuras de sus labios para limpiarlas de su labial y abrió la puerta lo suficiente como para que ella saliera.
- Nick – oí que ella dijo, me asomé por el pequeño espacio entre la puerta y su marco – perdón, quería aprovechar el baño privado del Sr. Barber para retocar mi maquillaje, pero llegaste antes y olvidé mi labial – se excusó.
- Si quieres, te doy unos minutos – le dijo, ¿a dónde iba a ir con Nick?
- No es necesario, lo haré aquí mismo – dijo para rápidamente sacar su labial y su espejo para pintar sus labios, bajo la mirada atenta de Nick.
