En la vida siempre hay dilemas como diferenciar entre lo correcto e incorrecto, entre actuar con raciocinio o sentimentalismo, lo apropiado o lo inapropiado; sin embargo, nunca había tenido que debatirme antes porque era un hombre que siempre sabía...
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*****************GISELLE*****************
- Elle, yo pienso que deberías hacerte otra prueba – me sugirió Jace – solo te hiciste una, y ¿si te haces de la sangre?
- Es domingo por la noche ¿crees que alguien me sacará sangre a esta hora para saber si estoy embarazada? – observé mi reloj eran casi las 20:30 de la noche.
- Bueno tienes razón, entonces vamos a la farmacia, yo me siento intranquilo, aún no quiero ser tío, soy muy joven y bello para que me llamen tío Jace, y tengo que incrementar algunos ceros más a mi cuenta bancaria para ser el tío millonario favorito que quiera presumir – reí.
- Ok, vamos, pero yo no me siento embarazada – le dije mientras tomaba las llaves de mi auto – mis senos no me incomodan, ni nada de eso que leí, solo tengo mucho estrés – salimos con rumbo a la farmacia más cercana.
Marcus seguía cuidando a Margarett, ella seguía sin querer hablar y lo respetaba, en cuanto a Andy, dijo que iría comer el sushi de la despedida con Eleonor, por fin regresa a Londres, Jace me preguntaba si estaba celosa, pues sí, pero gracias a mi nueva instructora de yoga, puedo tratar de mantener la calma, además me mensajeaba con él y ya me había dicho que me ama, estoy muy segura sobre nosotros, siento que todo estará bien, entramos a la farmacia, Jace estaba buscando pastillas con valeriana para aliviar sus nervios, él estaba más nervioso que yo, me acerqué al área de pruebas y empecé a leer los nombres.
- ¿Giselle? – preguntó Laurie, carajo, solté la prueba tranquilamente poniéndola en su lugar.
- Hola, Laurie – saludé.
- ¿Crees qué estás? – preguntó señalando las pruebas.
- No, para nada, solo captaron mi atención, quería googlear los nombres para saber cuales son mejores, por si necesito alguna más adelante, vine con Jace a comprar Vicodin, es que se lastimo el dedo cuando me estaba ayudando a armar un nuevo mueble que compré por Ikea ¿sabes dónde está el Vicodin?
- Sí, por allá – señaló hacia la derecha.
- Gracias – respondí, caminó junto a mí, la noté preocupada, se veía ligeramente ojerosa y con los ojos hinchados – ¿estás bien?
- ¿Tú sabes dónde está Andy? – preguntó – por favor, Giselle – sentí pena por ella.
- Creo que el Sr. Barber me comentó que iría a cenar con su amiga de la universidad, la Srta. Blake, porque mañana regresa a Londres.
- Sabía que estaba con ella – dijo renegando – ¿sabes en qué restaurante estarán? – negué con la cabeza, en realidad no sabía el nombre.
- ¡Elle! – gritó Jace – ¿encontraste el ...?
- Sí, el Vicodin – respondí tomando la caja que estaba frente a mí, él vio a Laurie y entendió – ¿Cómo está tu dedo?
