Capítulo XXIX: Un hombre enamorado

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Desperté al sentir como Giselle se movía mientras dormía, había dado una pequeña vuelta quedando con su cabello sobre el rostro, lo moví con cuidado para no despertarla, se volvió a mover, quedando en posición fetal, sonreí, hasta dormida sabía cómo sacarme una sonrisa, tomé mi camiseta y pantalón para colocármelos e ir a preparar café, me dirigí hasta la cocina, empecé a abrir las gavetas para buscar los granos de café, lo encontré junto a una caja de cereales casi vacía, reconocí esa caja de cereales, Marcus, el vecino de Giselle, ¿Por qué Giselle tenía esta caja de cereales?, traté de no prestarle atención, pero igual no podía dejar de sentir celos y preguntarme si es que él estuvo aquí con ella, empecé a preparar café y colocar tajadas de pan a la tostadora, además de hacer huevos revueltos con jamón y mozzarella.

- Eso huele bien — oí la voz de Giselle, tenía puesta mi sudadera con el cierre subido hasta la altura de sus pechos, esta era una imagen mental que quería guardarla por siempre.

- Supuse que te levantarías hambrienta — contesté mientras servía una taza de café para ella y colocaba las tajadas de pan tostado en un plato junto a una considerable cantidad de lo preparado en la sartén, jalé la silla para que se sentara, lo hizo — buenos días, preciosa — dije para darle el primer beso del día, ella sonrió.

- ¿Es la especialidad de la casa? — preguntó mientras me servía mi parte, reí.

- Tengo muchas especialidades, pequeña — le dije sonriente.

- Eso lo tengo muy claro, Sr. B — dijo para darle un sorbo a su café mientras me miraba.

- Giss – dije para captar su atención – te prometo que haré todo lo posible e imposible para evitar que salgas herida de esta situación, sobre todo, me divorciaré de Laurie – tomé su mano – lo que te dije anoche es totalmente cierto, no quiero huir de ti, de lo que tú me haces sentir.

- Andy ¿qué es lo que esperas de mí? – preguntó mientras veía con esos hermosos ojos marrones de ángel, que escondían a la diablilla que puede llegar a ser.

- Solo que me permitas seguir siendo el hombre que pueda tenerte, él que cumpla todas tus fantasías y con el que sigas desbordando pasión – tengo que ser cuidadoso con lo que diga, Giselle no parece ser el tipo de chica que entregue su corazón fácilmente, lo cuida mucho y eso me encanta.

- De acuerdo, pero si tienes razón cuando dices que debemos tener cuidado con esto, no quiero problemas para ninguno de los dos – dijo.

- Yo sería capaz de romperle la boca con mi puño al primer idiota que intente decir algo inapropiado sobre ti porque tú y yo sabemos muy bien cómo se están dando las cosas entre nosotros.

- El problema es que sigues casado – acotó.

- Pero dejaré de estarlo – dije acariciando su mejilla – seré un hombre libre, preciosa – ella sonrió levemente mientras se relamía los labios para luego darle un sorbo a su café, continuamos con el desayuno para luego lavar lo ensuciado.

CULPABLE (CON ANDY BARBER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora