En la vida siempre hay dilemas como diferenciar entre lo correcto e incorrecto, entre actuar con raciocinio o sentimentalismo, lo apropiado o lo inapropiado; sin embargo, nunca había tenido que debatirme antes porque era un hombre que siempre sabía...
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- Buenos días, Sr. Barber – me dijo Giselle con una sonrisa sacándome de mis pensamientos, alcé la vista hacia recorriendo su cuello hasta su rostro – le traje café – me lo extendió, lo tomé.
- Buenos días, Giselle y gracias – le di un pequeño sorbo – ¿Cómo amaneciste hoy?
- De maravilla, Sr. Barber – respondió mientras me miraba fijamente.
- Me alegra saberlo – respondí, le extendí el informe – es el documento que me llevaste a casa del caso 869-2022, se tardaron en remitirlo porque las cámaras estaban en mantenimiento y solo pudieron remitir un parte de la grabación lamentablemente.
- Yo diría convenientemente, ¿no ha oído el dicho piensa mal y acertarás? – dijo mientras se concentraba en el informe y yo en ella – en los videos, solo podemos que obviamente estaba nerviosa o impaciente por la forma en la que golpeaba reiteradamente su pie contra el piso, solo necesitamos saber por qué y solo una persona podría saberlo.
- La mejor amiga y compañera de cuarto – respondí por ella – se llama Desiree Lowry, no hemos encontrado registros de ella.
- Pues, claro, es un nombre inventado, es el nombre de una ex Miss Puerto Rico, a mi madre le encantan los certámenes de belleza, ella solía decirme el nombre de sus favoritas, incluso antes las de antes que naciera, por eso lo recuerdo, participó en el año 1995, siempre es útil saber cosas que los demás no – le sonreí.
- Debí pensar eso porque es una señorita que trabaja en un club nocturno junto a nuestra víctima, Florence Marshall, ella sí usaba su nombre verdadero.
- Entonces tenemos trabajo qué hacer – respondió – ¿necesita algo más, Sr. Barber? – dejé mi café a un lado para acercarme un poco más a ella, pero ella no se movió, más bien volteó su cuerpo en mi dirección – sí, Giselle, necesito que sigas estudiando el caso – dije mientras mi vista se posaba en sus labios, ella se acercó un poco más a mí.
- De acuerdo, Sr. Barber – respondió mientras su aliento acariciaba mi rostro – ¿hay otra cosa más que necesite?
- No por ahora – le respondí, ella solo asintió y se dio la media vuelta para salir de mi oficina.
Seguí trabajando durante toda la mañana, Giselle entraba a dejar documentos para mí, yo solo la miraba de una manera para nada apropiada, ella aparentemente se hacía la desinteresada, lo cual me estaba enloqueciendo ¿o será que no recuerda nada de lo del sábado por la noche?
Llegó la hora del almuerzo, cada uno fue a almorzar por su lado, las horas iban pasando, ya casi era la hora de salida, sabía que lo que debía pedirle a Giselle, así que salí por una taza de café como de costumbre, observé que Nick estaba frente al escritorio de Giselle.
