En la vida siempre hay dilemas como diferenciar entre lo correcto e incorrecto, entre actuar con raciocinio o sentimentalismo, lo apropiado o lo inapropiado; sin embargo, nunca había tenido que debatirme antes porque era un hombre que siempre sabía...
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***************ANDY****************
- Buenos días, señor Barber, ¿listo para su juramentación como fiscal del distrito? — preguntó sonriente mientras entraba a mi nueva oficina con dos tazas de café, tomé la taza que me extendió, hoy usaba las perlas — recuerde que aún tiene audiencias pendientes de sus casos, ya que pidió explícitamente que ninguno quedara en manos de Neal.
- ¿Me acompañarás a las audiencias? — pregunté.
- Por más que moriría por oírlo rugir en la Corte, no puedo, alguien tiene que quedarse a cuidar el Fuerte — vio su reloj — tenemos un par de minutos — le dio un sorbo a su café, así como yo — ¿ya tienes tu discurso? Es obvio que te preguntarán por el caso de Diesel y todo lo qué pasó con Jake, evade las preguntas con astucia como tú sabes, y si alguien hizo bien su tarea preguntará por tu casi oficial divorcio con Laurie, Lynn no quiere que afirmes nada — dijo acomodando mi cabello, reí, me hacía sentir como un niño — Laurie y Jake estarán sentados en primera fila, la prensa les tomarán algunas fotos, luego de todo ello, volverás a tu oficina.
- ¿Estarás a mi lado? — pregunté.
- Sabes que sí, pero no tanto, tú eres el fiscal, yo, la asistente.
- Eres más que la asistente, sobre todo para mí.
- ¿Y qué soy para usted, señor B?
- Eres mi aire, así que te necesito siempre — besó mi mejilla.
- Tengo algo para ti — dijo sacando una pequeña caja negra aterciopelada, le sonreí, dejé la taza a un lado para abrir la caja, eran mancuernillas de la letra B — las compré anoche.
- Preciosa, me encantan, te debo un regalo.
- Lo estaré esperando sobre mi escritorio — respondió, me colocó las mancuernillas — estoy segura de que serás el mejor Fiscal del distrito, incluso podrías ser alcalde de Massachusetts, presidente de los Estados Unidos, yo creo que puedes ser cualquiera, hasta por qué no presidente de Saturno — reí.
- Tú realmente crees en mí — le dije acariciando su suave mejilla.
- Es porque tú también lo haces en mí, es uno de los motivos por los cuales lo amo, señor B — me gustaba cuando dejaba su mejilla reposar en la palma de mi mano, podía admirar de cerca sus preciosos ojos marrones, llenos de brillo y sueños.
- Yo también la amo mucho, señorita Quintanilla — tomé completamente su rostro entre mis manos — mi hermosa señorita — dije para juntar sus labios con los míos, cuando estoy con ella, lo tengo todo.
- Andy, espera, recuerda, ser pacientes — dijo entre besos.
- No puedo ponerle pausa a mi amor por ti, Giss — ella me sonrió.
