En la vida siempre hay dilemas como diferenciar entre lo correcto e incorrecto, entre actuar con raciocinio o sentimentalismo, lo apropiado o lo inapropiado; sin embargo, nunca había tenido que debatirme antes porque era un hombre que siempre sabía...
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*************ANDY*************
- ¿Todo bien, señor Barber? — preguntó Zoé entrando junto a una taza de café.
- Sí, Zoé, gracias — observé la hora — ya pasó tu hora de salida, puedes ir retirándote.
- Está bien, señor, solo quería saber cómo estaba, Elle es mi amiga y no soy ciega, observo cómo se comporta cuando ella viene y cuando se va, de hecho los observo a ambos, así que no entiendo por qué no están juntos.
- Porque la he decepcionado y lastimado muchas veces, merece estar con alguien quien jamás le haya causado dolor.
- Quizás tenga razón, señor, pero lo que sienten el uno por el otro es muy notorio, y podían terminar lastimando a otras personas, solo deberían hablar.
- ¿Crees que ya no hemos hablado lo suficiente?
- ¿Pero han dicho todo lo que debían? — negué con la cabeza — entonces técnicamente no han hablado.
- Quizás tengas razón, Zoé, pero tal vez yo ya no soy lo que ella quiere — le di un sorbo a mi café — ve a descansar, gracias por el café y la conversación — ella solo asintió y se retiró en silencio.
También salí temprano de la oficina, subí a mi auto y conduje para buscar algo para poder cenar con Jake, encontré uno, entré y ordené dos raciones de ravioles con carne, me senté a esperar mi pedido, saqué mi teléfono para leer un poco las noticias, no quería hacer contacto visual con la gente.
- Orden para Marcus — habló la encargada en voz alta, alcé la mirada, estaba Marcus entrelazando su mano con Giss mientras ella sostenía un pequeño ramo de flores silvestres, él depositaba un pequeño beso sobre sus nudillos, seguidamente sobre sus labios, ella sonreía ampliamente sin dejar de mirarlo mientras deslizaba su pequeña mano por el cabello de Marcus, pero su sonrisa se borró al verme — señor Barber, su orden — me llamó, me tomó exactamente ocho segundos pararme de mi asiento e ir hacia ellos.
- Barber — dijo Marcus rompiendo el silencio — ¿Cómo has estado?
- Bien — respondí inmediatamente.
- Me alegra porque yo también gracias a esta preciosa muñeca — Giss solo negó con la cabeza para que se callara.
- Bueno, yo debo retirarme — tomé mi pedido — me alegro mucho por ustedes, buenas noches — salí.
Marcus en ningún momento soltó su mano ni ella, una cosa era que Giss me contara sobre ellos y otra que lo viera, sin embargo ella lucía tan feliz, yo jamás pude sostener su mano de esa manera.
