Capítulo LVI: Descanso

627 68 130
                                    

*****************GISELLE*****************

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*****************GISELLE*****************

-        Sígame con la mirada, Srta. Quintanilla – dijo el doctor mientras movía sus dedos alumbrando con la pequeña linterna.

-        Estoy bien, doctor – respondí mientras seguía sus dedos, más bien sentía que si seguía mirándolos fijamente terminaría mareándome, él sonrió porque creo que lo notó, bueno definitivamente lo notó, lucía bastante joven, él abrió ligeramente mis parpados mientras los apuntaba con su pequeña linterna, que ya estaba siendo un fastidio – ¿puedo ir a casa?

-        Claro que sí, pero es mejor que repose por dos a tres días, tanto usted como su acompañante se golpearon la cabeza, fue leve, pero cualquier golpe en la cabeza debe ser de cuidado.

-        ¿Ósea no puedo ir a trabajar mañana ni pasado mañana ni el día que le sigue? – pregunté.

-        Sí, Srta. Quintanilla – dijo mientras escribía en sus notas – ¿a qué se dedica?

-        Soy una asistente en la Fiscalía del distrito, pero, espere ¿Está escribiendo mi descanso médico?

-        Sí, Srta. Quintanilla, necesito que descanse, no queremos que de tanto leer y estar frente a la luz del monitor de la computadora pueda tener una terrible jaqueca.

-        Leer es mi vida, doctor y bueno nací estresada, pero no hay nada que una buena taza de café no pueda solucionar – dije sonriente, él rio.

-        Pues déjeme decirle que la cafeína en exceso es mala para su salud, puede producirle daños en su estómago, nervios, hasta ayudará a contribuir con la jaqueca ¿sufre de irritabilidad?

-        Por las mañanas como cualquiera – él sonrió – sé que todo en exceso es malo, pero necesito la cafeína, así como ir a trabajar, le prometo que será de la casa al trabajo y de ahí a la casa, hasta puedo considerar bajarle a mi dosis de café.

-        No lo creo, Srta. Quintanilla, velar por su salud es misión como médico, además ¿a quién no le gustan días libres?

-        A mí – respondí, él solo seguía sonriendo mientras desglosaba una hoja de mi historial.

-        Tres días de descanso y medicamentos – sabía que no podía refutar, bajé de la camilla – y mi tarjeta – dijo extendiéndomela – si quiere hacerme alguna consulta o agendar una cita, no importa el horario, a veces tengo turnos por la noche.

-        Gracias, doctor, es usted muy amable – me acompañó hasta la puerta para abrirla para mí, Andy estaba esperándome junto a Marcus.

-        No se preocupe, Srta. Quintanilla, estoy aquí para ayudarla – dijo amablemente.

-        Te estabas tardando, querida, ya quiero que vayamos a casa para descansar juntos – dijo Marcus acercándose para colocar su brazo sobre mis hombros – gracias, doc, yo cuido a mi novia – normalmente Andy haría algún gesto, pero no, estaba en silencio.

CULPABLE (CON ANDY BARBER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora